Aquel Oviedo de Egea entró en la competición con cautela, intentando pisar tierra firme. A una resultona carta de presentación ante el Lugo (2-2) le siguió el desbarajuste de Mendizorroza (2-0). Y el equipo se levantó inmediatamente ante el Albacete (3-1). Así empezó aquel Oviedo, cogiéndole el tono a la categoría, hasta que Egea, con un afilado instinto para ver el camino con menos curvas, encontró la fórmula. "En defensa, orden; en ataque, desorden", usó el argentino como lema en los buenos momentos de ese Oviedo que rondó los puestos de privilegio hasta el terremoto que nació dentro del vestuario. Un año después hay ciertos paralelismos con la historia de Fernando Hierro. También el Oviedo de ahora ha tardado en encontrar su sitio. Lo ha hecho apoyándose en la defensa y en el instinto natural de una plantilla repleta de arietes contrastados. Hay diferencias entre los dos equipos, bastantes, pero el punto en común más sólido es el de los números. El Oviedo de Hierro, como el de Egea, suma 16 puntos cuando se han disputado 11 jornadas de Liga.

Las trayectorias también coinciden, con un saldo general en ambos casos de cuatro victorias, cuatro empares y tres derrotas. La situación en la tabla mejora sensiblemente este año, con el equipo sexto, metido de lleno en la pelea desde una posición de privilegio. Los de Egea, que como Hierro relativizaba lo que decía la clasificación, eran octavos a estas alturas, pero estaban igualados con el Alcorcón, que era sexto. El acceso directo a Primera (Osasuna estaba segundo) se situaba a cuatro puntos, la misma que ahora separa al sorprendente Reus de los azules.

Las propuestas de los entrenadores en los dos inicios sí diferencian los caminos. A Egea le construyeron una plantilla con clara vocación ofensiva. Ahí estaban centrocampistas relacionados con el gol, como Susaeta o Borja Valle, pero además contaba con una convincente nómina de delanteros: Toché, Linares, Koné y Cervero. El entrenador supo adaptarse a las circunstancias y desde la octava jornada empezó a diseñar un 4-4-2 que se convirtió en marca de la casa. Aquel Oviedo defendía con cierto orden pero al final la diferencia la marcaba arriba. En los primeros once encuentros, los azules anotaron 18 goles, el que más acertaba de toda la competición. Ahora, la fortaleza es la defensa, la clave que explica todo lo demás.