Fernando Hierro, como el resto de jugadores y empleados del club, está preocupado por el estado del césped del Tartiere, pero como sabe que la solución no está en sus manos, ni en las de nadie del club, ayer dio otra posible: "Rezar a la Santina". El técnico rebajó la tensión sobre un problema que también tiene en vilo al Ayuntamiento, responsable último del estadio azul. "A ver cómo nos lo encontramos mañana", dijo, "esperamos que no influya para nada en la forma de jugar y que permita que se dé un buen partido. Lo más importante es llegar y que el campo no nos condicione y que podamos desarrollar nuestro juego", señaló el técnico oviedista.

Las malas previsiones meteorológicas previstas especialmente para mañana a la hora del partido, con lluvia y una temperatura de entorno a los ocho grados, complica el asentamiento de la hierba. Ayer, además, empezó a llover en Oviedo. El estado del césped condicionará la convocatoria, como admitió Hierro.

Por otra parte, el gobierno de la ciudad aprobó ayer el contrato para la adquisición y la instalación de nuevas butacas en el estadio por un importe de 21.696 euros, y otro para renovar la hierba artificial de las bandas, que asciende a 57.343 euros.