Cuestionado por la dulce situación del Huesca en la tabla, Anquela tiró de ingenio en su respuesta. "Si me dices que ahí fuera hay un burro volando no me lo creo. Pero si me dices que en el fútbol los burros vuelan, te pido una silla para verlo. En el fútbol puede pasar cualquier cosa.", explicó con semblante serio, como si estuviera tratando un tema trascendente. Solo desde esa perspectiva se explica que un equipo que en 13 jornadas había recibido 7 goles se fuera de El Alcoraz con cuatro tantos en su contra. Sólidas defensas que se desmoronan en el papel de burros volando.

Si alguien buscaba culpables en la derrota, Fernando Hierro fue el primero en dar un paso al frente. Fue el técnico el que asumió su culpa minutos después de consumarse la derrota más abultada de la temporada, 4-0. "No hemos sabido leer el partido. Es responsabilidad mía por no haber insistido más", adujo ante los medios. La reflexión sonó a paraguas ante las críticas. A una de esas ocasiones en las que el entrenador asume la culpa públicamente, protegiendo a sus pupilos, para depurar después responsabilidades de puertas hacia adentro. Las primeras reacciones de la plantilla apuntan esa posibilidad. "Respeto lo que dijo el entrenador pero no estoy de acuerdo. Somos los jugadores los que salimos al campo y los que demostramos que sabemos jugar o no. No podemos poner excusas". La sentencia tiene más peso al salir de la boca de Néstor Susaeta, uno de los capitanes.

No hay dudas de lo sucedido en Huesca. El equipo de Anquela fue muy superior a los azules y se llevó la victoria con justicia. También está clara la explicación a la tarde más aciaga: el Oviedo no fue el del resto de la temporada. "Lo teníamos más que claro. El resultado fue tan abultado que ni siquiera se puede hacer un análisis futbolístico. Toca apechugar, agachar la cabeza y aceptar las críticas", argumenta Susaeta. José Fernández, otro de los protagonistas sobre el césped, coincide con su compañero: "Es un partido del que no puedes sacar nada positivo. Hay que corregir los errores, olvidarlo y pensar en el siguiente partido". "Los jugadores que salimos en la primera parte somos los culpables al cien por ciento", insiste Susaeta.

La primera reflexión apunta a la asunción de responsabilidad. La segunda se centra el fijar un nuevo objetivo. La competición continúa con su ritmo frenético y el sábado toca lavar la imagen. No será sencillo por la entidad del rival, el Levante, líder destacado. ¿Un nuevo peligro? Para Susaeta, el planteamiento es el opuesto: "Es un partido bonito contra un señor equipo. Tenemos una oportunidad y hay que aprovecharla. No podemos ver la cita con miedo, sino todo lo contrario. Yo siempre soy optimista y lo veo como una gran ocasión para demostrar que lo de Huesca fue un accidente". Fernández también se agarra a la visión positiva: "Este equipo está preparado para todo. Fue un golpe muy duro pero hemos demostrado que estamos unidos y que somos capaces de sacar esto adelante".