Bien mirado, lo bueno de revolcones tan contundentes como el de Huesca (4-0) es eso, la contundencia, porque permite observar la situación sin rodeos y asumir errores sin comerse demasiado la cabeza. Los resultados rotundos alumbran fallos rotundos y llevan a análisis rotundos. Y de esa rotundidad nace una motivación extra que esta semana se ha palpado en el ambiente azul y se ha proyectado sobre el siguiente. Fernando Hierro, técnico del Oviedo, lo dejó claro ayer en El Requexón: "Este tipo de semanas son especialmente motivantes. Los chicos lo han entendido. Cuando uno viene de estos resultados pone mucha más atención", señaló el entrenador. Cuestión de orgullo y amor propio. "Si nos hubieran puesto un partido a las 48 horas, mejor", añadió el malagueño.

El Oviedo tiene ganas de cerrar la herida aragonesa y, como en esto del fútbol un clavo saca a otro clavo, se impone lidiar con el siguiente y mirar al Levante, la pareja de baile más fea, por su trayectoria, por su poderío, por firme marcha en la clasificación, para tratar de recuperar sensaciones y retomar la coreografía. Llega el líder al Carlos Tartiere y el cuerpo técnico ve en el partido una forma de escrutarse a sí mismo, de medir el potencial real del equipo, de valorar la enjundia del grupo. "Es un reto para saber dónde está realmente nuestro nivel, para saber dónde estamos, por lo que podemos pelear y por lo que vamos a pelear", en el futuro, indicó. Hierro presenta la empresa como una prueba de hierro para el Oviedo, la rabia contenida en Huesca proyectada sobre el próximo compromiso.

El discurso del técnico malagueño, un tipo tranquilo que contribuye día a día a la profesionalización del club, cercano en el trato y natural en sus respuestas, suena más a mensaje interno, a una forma de motivar a sus muchachos y a la afición, que a ultimátum. Consumido un tercio de competición, nada es definitivo y menos ante un equipo tan destacado y con tanta ventaja como el Levante. Un resultado poco favorable ante un líder de récord puede entrar dentro de lo previsto incluso en un club como el Oviedo, donde la exigencia es máxima cada día. Pero el análisis de Hierro es optimista y exigente, básicamente porque en este club no cabe otra cosa. Por eso el mensaje va en esa dirección: a ver cómo responde un Oviedo tocado en su orgullo frente a un equipo de nivel con el que, si las cosas salen bien y se tira hacia arriba, puede tener que jugarse los cuartos a final de temporada.

Sabe Hierro que el partido tiene altura, que los focos vuelven a alumbrar con intensidad y que cualquier apoyo es poco para la batalla que se viene. Por eso vuelve a recurrir al Tartiere, al Tartiere de la segunda parte ante el Lugo, ese ambiente que casi, casi marcó el gol del empate ante el conjunto gallego (1-1) y que, bien digerido, es pura gasolina. "Necesitamos al Tartiere, necesitamos a nuestra gente desde el primer minuto, que nos animen", pidió ayer el entrenador, consciente de que el runrún resta a un equipo tan vinculado a su afición como el azul. " Necesitamos tener buen ambiente, el ambiente de la segunda parte del Lugo, esa media hora de gente cantando, animando, metiendo al equipo, porque así los jugadores creen mucho más. Nosotros tenemos que meter a nuestra gente, que el equipo lleve a la gente en volandas", insistió.

La llamada a la afición fue acompañada de una advertencia, más bien de un recordatorio, no vaya la hinchada a perder los nervios a las primeras de cambio. Enfrente está el Levante, "el mejor equipo de la categoría hasta el momento", y eso, a efectos de paciencia, no se puede olvidar. "Va a haber momentos del partido donde vamos a sufrir", dijo Hierro, "lo tiene que saber la gente", señaló. Los partidos pasan por muchas fases y en el fútbol una de las claves del éxito, bien lo sabe el oviedismo, es saber sufrir.

Para el equipo levantino, que llegará a Oviedo con todo su potencial e invicto en las últimas nueve jornadas, en la cima de la clasificación con holgada ventaja, el entrenador malagueño sólo tuvo palabras de elogio. Elogio a su "disciplina táctica", a su potencial ofensivo, a jugadores como Roger, Campaña o Insa y a su entrenador, el asturiano Juan Ramón Muñiz. "Es un rival difícil y complejo, con futbolistas de Primera que están en una muy buena dinámica de resultados. Es un club que el año pasado estaba en Primera", señaló Hierro, que añadió que tiene "jugadores de gran categoría" como "Roger, Campaña, Insa o Jason" . "Es un reto bonito y complicado", dijo el técnico, como "bonita", añadió, está la categoría, la Segunda División, con doce equipos en un colchón de tres puntos. "Puedes ganar y perder en casa con cualquiera, ganar y perder en otro campo. Es una categoría así de bonita, de exigente y de ilusionante. Muy igualada. Una delicia", analizó el preparador.

El equipo está preparado para el reto y para volver a las victorias dos jornadas después. El ambiente que emana de los entrenamientos es bueno y la complicidad entre los futbolistas asoma en cada sesión, como por ejemplo ayer, cuando Héctor Verdés hizo de improvisado periodista en un divertido test a Varela y Torró que próximamente difundirá en un vídeo el club. El equipo se volverá a entrenar hoy a puerta cerrada en El Requexón en la última sesión antes de afrontar el choque del Tartiere.