Con el balón parado el Oviedo mantiene desde hace tiempo una relación especial. Basta una breve descripción para recordar el delirio del Carranza: centro de Susaeta desde el córner izquierdo, cabezazo de David Fernández para la eternidad. El gol más especial de la historia reciente del Oviedo llegó así, con la versión más genuina del fútbol: un centro, un remate, un gol.

El pasado domingo en el Tartiere, el balón parado volvió a funcionar para lograr una victoria revitalizante. Centro de Susaeta, también desde el córner izquierdo del ataque, y cabezazo de Toché. Tres puntos balsámicos para espantar fantasmas, afianzarse en el play-off y lograr cierta calma después de la tempestad de Alcorcón.

En esta versión ordenada y sólida que suele ofrecer el equipo de Hierro, en el que prima la solvencia defensiva por delante de la creación ofensiva, las jugadas de estrategia funcionan. El equipo ha sumado 12 de los 26 puntos que luce en su casillero, casi la mitad, en los cinco partidos en los que ha marcado a balón parado. Los azules han metido cinco de sus 17 tantos a balón parado, casi uno de cada tres, y la incidencia de los dos últimos ha sido directa: el gol de Verdés ante el UCAM en Murcia, como el de Toché frente al Nàstic, sirvieron para llevarse la victoria.

Antes de esos, Toché anotó desde el punto de penalti ante el Rayo Vallecano en el Tartiere (el partido acabó 2-0) y también marcó el murciano a la salida de un córner en el punto de inflexión de Cádiz (0-2). La única vez que el balón parado no dio sus frutos fue ante el Getafe, cuando Torró adelantó a los azules, aquel día de blanco, que luego acabaron dejándose remontar en la segunda parte y perdiendo el partido.

El buen uso de la estrategia es fundamental en una categoría así y en eso el Oviedo cuenta con una ventaja que tiene nombres y apellidos: Néstor Susaeta. Su golpeo de balón, seguramente el mejor de Segunda, lo agradecen potentes rematadores como Toché, Michu, Verdés, Linares o David Fernández. El último partido ante el Nàstic fue un ejemplo de una apuesta que al Oviedo, de momento, le funciona.