Para el Oviedo, 2016 ha sido un año casero. Al calor del Tartiere han llegado las mayores alegrías, en un año que, con la resaca de un magnífico 2015 (brindis en el Carranza incluido), no ha logrado repetir un recuerdo tan brillante. 2016 pasará como el año del "pudo haber sido" hasta junio y del inicio del proyecto de Fernando Hierro en su segunda mitad. Pero si hay que buscar un punto común a los equipos de Egea, Generelo y Fernando Hierro en este año es el de su dificultad para sumar lejos del Carlos Tartiere.

En territorio enemigo, los azules han estado incómodos este año. La estadística es clara al respecto. El Oviedo ha disputado entre Liga y Copa del Rey 21 encuentros fuera de casa y solo ha logrado sumar el 22 por ciento de los puntos disputados (14 de 63). Los azules han logrado dos victorias, han igualado en ocho ocasiones y han salido derrotados en 11 ocasiones. El balance de goles refleja la realidad: 16 goles a favor y 32 en contra.

1. Empates que mantienen la racha. El Oviedo de Sergio Egea sufrió algunos ajustes en el inicio de la competición hasta enderezar su rumbo. Era un equipo que se encontraba más cómodo sin el balón. Gregario atrás, aunque con algunos problemas, y eléctrico con espacios. El argentino encontró la fórmula exitosa que triunfó en el Tartiere y sumó fuera de casa. Con el cambio de año se vio la versión más fiable de los azules que se instalaron en la zona de play-off con vistas al ascenso directo a base de victorias en casa y empates fuera.

El equipo de Egea logró un buen punto en Butarque para empezar el año (1-1), igualó en El Sadar (0-0) mostrando una defensa férrea, logró despertar a tiempo en Albacete (2-2), aunque desperdició una jugosa renta en Lugo (2-2). Montilivi, feudo del Girona, fue el último partido de la racha fuera: 1-1. Los de Egea lograron llegar a los 12 encuentros sin derrota, una racha que les situó como candidatos a todo. El optimismo se instala en el día a día de la entidad azul.

2. Mallorca cambia la inercia. En la 28ª jornada, el Oviedo tercero a dos puntos del segundo y tres del líder. Mallorca, ante un equipo en problemas, es el destino. El objetivo es asaltar los dos primeros puestos. El partido de los azules no es bueno y la expulsión de Dani Bautista es una rigurosa decisión no ayuda. Los locales ganan 1-0 y cortan la racha en 12 encuentros sin derrota. Algo se rompe tras ese choque, acentuada esa idea la semana siguiente con el 2-4 del Valladolid. Sergio Egea sale del club y Generelo se hace con el mando. El equipo, que llevaba desde principios de diciembre de 2015 sin ganar fuera, lo tendrá más difícil a partir de entonces.

3. Generelo se ahoga fuera. La etapa de Generelo en el Oviedo es muy desacertada, especialmente a domicilio. El técnico se estrena en Alcorcón, con derrota azul (1-0). No cambia la suerte en San Mamés, con una derrota ante el colista (2-1) en un choque que empezó de cara para los azules. Tras un empate insulso en Tarragona, el equipo vuelve a naufragar ante un equipo de abajo: el Llagostera le derrota 2-0. Almería deja al equipo herido tras caer 3-1 y Zaragoza es la estocada definitiva con otro encuentro perdido (1-0). El Oviedo se cae del play-off en medio de una situación alterada con el equipo, acrecentada la herida por la incapacidad de sumar fuera de casa.

4. Los duros inicios de Fernando Hierro. Fernando Hierro llega al banquillo con la intención de hacer borrón y cuenta nueva, pero las primeras experiencias fuera de casa no son positivas. Los carbayones dan la cara en el estreno pero caen (1-0) en Valladolid. En Mallorca, saca un empate sin goles que no gusta al entrenador y así lo expresa en la sala de prensa: "No estoy contento con el partido. Tiene una lectura muy fácil: el Mallorca nos superó".

Es tiempo de ajustes, de la búsqueda incesante de un estilo, de una identidad. A su llegada. Hierro habla de un equipo protagonista con la pelota, pero a la hora de poner la idea en práctica, al Oviedo le cuesta. Y el camino lejos del Tartiere no resulta sencillo. La Copa termina en un suspiro, con un 4-3 en Murcia en un ejercicio de desajustes defensivos. Getafe, jornada cinco, supone otra decepción: el equipo pierde 2-1 después de una firme primera mitad. Es entonces cuando llega el chispazo.

5. El Ramón de Carranza, punto de inflexión. Y ese chispazo es en Cádiz, lugar de la última gran alegría para el oviedismo. El equipo azul llega con problemas clasificatorios y de confianza. El inicio está costando. Hierro introduce una variedad en su esquema: el 4-1-4-1 sucede al 4-2-3-1. Los azules se muestran cómodos desde el primer momento, arropados, defendiendo con orden y dando zarpazos a la contra. El Oviedo gana 0-2 con suficiencia e inicia la mejor racha de la temporada. Es la primera victoria fuera en todo el 2016. Todo cambia a partir del descubrimiento del Carranza.

En casa las cosas empiezan a funcionar y fuera también se suma. Los carbayones empatan en Gerona, ante un equipo peligroso (0-0) y vuelven a sumar tres puntos, esta vez en Murcia, con algo de suerte y muy buena defensa. Se trata de un equipo al alza.

6. Dos batacazos inesperados. El Oviedo se convierte en un equipo con identidad, fiable en cualquier escenario. Quizás no sea el equipo más atractivo de la competición, pero Hierro ha encontrado la tecla y el equipo compite siempre. Se llega a situar segundo, en posición de ascenso a Primera muchos años después. La ilusión se desata pero dos capítulos seguidos a domicilio suponen un freno a la alegría azul. En Huesca, los de Hierro se estrellan ante un equipo que sabe hacer sangre. Al descanso, el Oviedo pierde 3-0; al final, son cuatro los goles recibidos. El vestuario habla de accidente y la convincente victoria ante el Levante parece conformarlo.

Pero vuelven los mismos errores apenas dos semanas después. El Oviedo cae con estrépito en Alcorcón (5-1) y el nivel de crítica se acentúa. "Hemos jugado sin alma", dice Hierro con sinceridad. El vestuario hace autocrítica y se propone responder en dos tiempos: ante el Nàstic y en Zaragoza, en la última salida del año.