El Carlos Tartiere no era inexpugnable, porque el Reus se llevó el triunfo en la jornada 6, en pleno San Mateo (0-1), pero desde entonces tenía cierto embrujo. En casa, al calor de su gente, el equipo se sentía cómodo y sumaba puntos, jugara bien, mal o regular. Así fue durante los últimos seis partidos en el feudo oviedista, con cuatro victorias y dos empates, 14 puntos de 18. El Tartiere se convirtió en el sostén del Oviedo, en esa red que le mantenía en la zona alta de la tabla y contradecía las goleadas encajadas a domicilio. Ayer, con la derrota ante el Córdoba, esa racha se cortó.

Los azules cierran el año en mitad de la tabla, fuera de los puestos del play-off, con una estadística que quizá refleje la trayectoria irregular del club en esta categoría tan apretada: transcurridas 19 jornadas, el equipo de Fernando Hierro suma el mismo número de victorias (7) que de derrotas, con 19 goles a favor y 20 en contra, en la undécima posición de una clasificación muy igualada.

El último mes de los azules, con tres derrotas en cuatro partidos, ha lastrado los buenos números que consiguió el equipo con su racha de siete encuentros sin perder, periodo que le llegó a aupar a la segunda posición de la tabla, a la que precisamente llegó tras un empate en casa ante el Lugo. Sin embargo, a partir de la derrota en Huesca (4-0), los carbayones han sumado tres derrotas y dos victorias.

El técnico Fernando Hierro, repite que no mira a la clasificación y que lo importante es llegar al tramo final en los puestos de arriba. A pesar del mal mes con el que han cerrado el año, los azules continúan a tiro de los puestos de play-off. Ayer durmieron a un punto y, por muy mal que se den las cosas hoy, podrían alejarse como mucho a dos. La zona de descenso queda aún lejos, a siete puntos respecto al Mallorca, que juega hoy ante el Numancia.