Fernando Hierro pidió "respuestas sobre el campo" a sus futbolistas y los futbolistas del Oviedo obedecieron. Al menos en la sesión de ayer en El Requexón. Allí, en una mañana mucho más típica que la del martes, se advirtió en los jugadores azules una especial intensidad en cada pelota, mucha más tensión competitiva que otras veces y arengas en voz alta de unos a otros, entre cuerpo técnico y plantilla y entre los propios jugadores, como si todos fueran capitanes o líderes naturales, que es básicamente lo que exigió anteayer el técnico al vestuario: "dar un paso adelante".

"Vamos a volver a ser un equipo", espetó al inicio Julián Calero, segundo entrenador del equipo, en un rondo que se improvisó en el centro del campo y en el que estaban los futbolistas y también Fernando Hierro. Calero es uno de los más activos en cada sesión, expresivo e intenso en sus órdenes, la mano derecha del técnico malagueño. "Somos todos uno, no dejamos al compañero atrás", abundó en sus indicaciones el segundo preparador.

Hay ganas en la plantilla azul de que llegue el partido ante el Elche para revertir una situación que se ha complicado en el último mes y medio y que, como cualquier mala racha de resultados, ha generado dudas e inestabilidad en torno a un equipo que sigue manteniendo el objetivo previsto: acabar la temporada en los puestos de play-off.

Fernando Hierro sostiene que el Oviedo todavía "está a tiempo" de alcanzar el objetivo y es verdad: todavía no se ha consumido la primera vuelta de la competición (el del Elche es el último partido) y, después de todo, de las cuatro derrotas en cinco partidos y las goleadas a domicilio, la zona noble está a sólo dos puntos.

El equipo azul prepara un duelo en el que podría haber novedades tanto en la alineación, con nombres nuevos, como en el sistema de juego. El técnico andaluz dispuso ayer de un 4-4-2 en los dos equipos que formó con titulares y suplentes mezclados.

Hierro medita recuperar el sistema con el que inició su andadura en el Oviedo, con dos extremos puros y dos delanteros, en lugar del dibujo con trivote que utilizó en Sevilla o el 4-1-4-1 que usó durante buena parte de la temporada, tras la victoria en Cádiz (0-2) en septiembre.También ensayó el equipo la "presión alta en campo rival" en un intento de ahogar la salida del rival, de morder arriba desde el principio. "Tenemos que trabajar, el equipo siempre que lo ha hecho con intensidad ha demostrado que es capaz de plantarle cara a cualquier rival, ya sea con el 4-4-2 o con el 4-1-4-1", señaló ayer Linares, que recordó que "siempre que nos hemos caído, nos hemos levantado".

El aragonés, que parece haber dejado definitivamente la banda, fue el único delantero centro en Sevilla en un once inédito con Nando y Ortiz como extremos. En la primera parte, el plan naufragó y, con 3-0 de desventaja en el marcador, Hierro corrigió la apuesta y dio entrada a Saúl Berjón y a Toché de una tacada. Con ellos sobre el césped, y después con Susaeta, el equipo mejoró ligeramente y consiguió más llegada y gol.

Este once, con Saúl Berjón y Susaeta en los extremos y Toché y Linares en la delantera, podría ser la apuesta ofensiva del técnico para el sábado, aunque arriba hay otras opciones como Pereira (que no jugó en el Pizjuán). En el centro, Torró parece fijo y la duda estaría en la continuidad de Erice o de Rocha junto al alicantino. Y habrá que ver también en la defensa en la que podrían entrar Óscar Gil e incluso Diegui, que sigue sin debutar esta temporada, como Esteban o Héctor Nespral.