Centró Susaeta desde el córner izquierdo y al remate dentro del área no llegó David Fernández, como en aquella escena mágica y eterna de Cádiz, sino que apareció su (ayer) sustituto, David Costas. El resultado fue el mismo: cabezazo imponente a la red.

El gallego cayó al suelo tras el remate, se levantó como un resorte, puso gesto de rabia, pegó un rugido perfecto para la foto y agitó el brazo derecho de atrás hacia adelante con fuerza. Gol. El 2-1, el de la victoria. Era su exequipo, pero era también su primer gol como profesional. Obligada celebración. "Debutar, meter gol y ganar el partido es lo máximo para un jugador", señaló el futbolista tras el partido y con cara de satisfacción.

El defensa vigués debutó ayer con el Oviedo y cuajó un partido completo en el centro de la defensa. Fue de los mejores del equipo. Con el dibujo de tres y de dos centrales, a la derecha de Verdés primero y David Fernández después, Costas mantuvo un nivel alto. De él salió el pase que acabó en gol (mal) anulado a Toché. Sacó la pelota con sentido, con una y otra pierna, se colocó bien, se adelantó, fue contundente por arriba y ágil en el marcaje individual. El joven central (21 años) cedido por el Celta convenció al Tartiere a la primera.

Fue el tercer futbolista del Oviedo que más balones tocó (33), por detrás de Saúl Berjón (43) y Christian Fernández (43) e igualado con Jonathan Vila y Susaeta. También fue el tercer jugador azul con mayor precisión en los pases, con un 72,7% de pelotas buenas, por detrás de Verdés (83,3%, pero 12 pases) y Berjón (79,1%).

"Me he sentido muy cómodo con mis compañeros", confesó al final Costas, tipo de frases cortas ante el micrófono, tímido como lo son sus 21 años, 22 el próximo 26 de marzo, día de la fundación el Real Oviedo.

El gallego, pese a su corta edad, tiene ya una historia que contar en esto del fútbol. Le descubrió Pichi Lucas, exentrenador del Oviedo, cuando entrenaba en el filial del Celta. Era juvenil y Lucas le subió (a él y a Santi Mina, actualmente en el Valencia) para jugar el play-off de ascenso a Segunda B. Lo consiguió. Al poco tiempo, Luis Enrique se fijó en él y le hizo debutar en Primera con el Celta. En tres meses, David Costas pasó de jugar con el juvenil a hacerlo en la máxima categoría del fútbol. Siguió formándose en el Celta y el año pasado jugó cedido en el Mallorca, rival ayer, donde guardan muy buen recuerdo de él.

Ahora, Costas piensa sólo en azul, en darle la vuelta al calcetín fuera de casa. "Llevo aquí poco tiempo, pero creo que podemos cambiar la dinámica fuera, ya la semana que viene", dijo, y elogió a la afición. "La gente ha estado de diez, una afición espectacular. Me he sentido muy arropado por la gente", dijo, e insistió en que su debuto, con gol, aplausos y victoria, es lo "máximo".