El Real Oviedo y el gobierno de la ciudad tienen previsto reunirse esta tarde en el Ayuntamiento para tratar distintos asuntos, pero el foco estará puesto en el maltrecho estado del césped, que es el tema que más preocupa al club azul y el más urgente de resolver. Se trata de la primera cita formal, cara a cara, entre ambas instituciones este año tras el plan de cuidado especial aplicado a la hierba durante las Navidades (inyección de arena y producto antideslizante), tratamiento cuya eficacia está en entredicho por el mal aspecto que sigue presentando cada domingo el césped. El terreno de juego, a la vista está, continúa en malas condiciones, blando y sin arraigar. Una situación que tiene incidencia en ocasiones sobre el estado físico de los futbolistas azules, caso de Héctor Verdés el pasado domingo, que se tuvo que retirar sobrecargado en la segunda mitad ante el Mallorca (2-1).

Par el club carbayón, la mejora de la hierba sigue siendo una absoluta prioridad. El año pasado, la entidad ya pidió al Ayuntamiento, responsable del mantenimiento de la instalación, que destinara íntegra la inversión (500.000 euros) a mejorar la hierba. Pero en el gobierno se desoyó la solicitud. Para este año, el Ayuntamiento ha reservado otros 500.000 euros a "actuaciones de mejora en el Carlos Tartiere", como así consta en el presupuesto municipal que prevé aprobarse mañana.

La idea de la cita de esta tarde entre Oviedo y gobierno local es establecer un orden de prioridad en las actuaciones. Hay un dinero previsto y hay que decidir en qué gastarlo. Las últimas acciones desarrolladas en diciembre, además del tratamiento de la hierba, fue la sustitución de los banquillos y el cambio del césped sintético, ahora de color azul.

El Oviedo, que es el principal afectado por el maltrecho césped y ha aceptado estar una temporada entera sin entrenarse en su propio estadio, ha guardado, como club (más allá de las opiniones de los jugadores tras los partidos y contadas excepciones) un silencio prudencial y ejemplar para no tensar las relaciones entre dos instituciones cuyo trato es meramente profesional, correcto sin más. La entidad entiende que la hierba contratada para reemplazar a la que había el pasado mes de agosto no fue de la mejor calidad y que, además, la sustitución se completó tarde, cerca del inicio de la Liga.

También entiende el club que, llegados a este punto, la mejora de la hierba pasaría únicamente por "soluciones drásticas", descartadas por el Ayuntamiento en el parón invernal. Uno de los recursos que faltaría por probar de cara al futuro sería levantar el césped, arreglar el drenaje, adquirir buenos tapetes y comprar lámparas de calor para facilitar el enraizamiento. El club siempre ha abogado por las lámparas de calor, solución que se usa en otros campos como el Bernabéu y que nunca ha salido adelante. Sin embargo, el Ayuntamiento no ofrece presupuesto para eso: cuestan unos 600.000 euros más un gasto anual en electricidad estimado en 250.000 euros. Y el gobierno ofrece para este año 500.000.

La del césped del Carlos Tartiere es la historia de nunca acabar. La hierba lleva siendo un problema desde el mismo año que se inauguró el estadio, en septiembre del 2000. Con el PP durante mucho tiempo y ahora con el tripartito (Somos, PSOE e IU), el debate siempre estuvo ahí, invierno a invierno. Donde ahora está el Carlos Tartiere antes había una tejera, terreno arcilloso y húmedo, y lo que hoy es una parte del campo antes era un manantial. El estadio, además, fue construido de una manera y en una orientación que dejó a algunas zonas sin sol, como la parte de la tribuna presidencial, la que más sufre ahora. Y sin sol, sin calor, a cualquier raíz les cuesta enraizar. Natural. Y si no enraíza, el césped se levanta y los futbolistas resbalan. Hasta el momento, todo se ha intentado arreglar con parches, como el cambio de la hierba en agosto, una obra que no tocó el sistema de drenaje.

Al margen del césped, ambas instituciones prevén tratar otras mejoras en un estadio necesitado de un lavado de cara profundo. La cubierta, por ejemplo, presenta una serie de goteras que, en días lluviosos como el domingo ante el Mallorca, filtra agua y afecta a los aficionados. Hay desperfectos en los servicios y en las tuberías, entre otros muchos.