El Ayuntamiento de la ciudad gobernado por el tripartito (Somos, PSOE e IU) ha ofrecido al Real Oviedo prorrogar por otros cuatro años el alquiler de las marcas del club (nombre, escudo...), un contrato que finaliza el próximo mes de junio y que obliga a la entidad a pagar 60.000 euros anuales (240.000 euros en total) por poder hacer un uso exclusivo de ellas. La oferta municipal, que ya conocen en los despachos del Carlos Tartiere y que pudo confirmar ayer LA NUEVA ESPAÑA a través de distintas fuentes, es continuista porque se trata de prorrogar el mismo convenio firmado en 2009, cuando el gobierno liderado por Gabino de Lorenzo (PP) compró las marcas al club por tres millones de euros para "salvar al Oviedo", como él mismo dijo entonces, cuando el equipo militaba en Tercera División. Ese mismo convenio fue prorrogado automáticamente con el acuerdo de ambas partes en 2013, con Agustín Iglesias Caunedo (PP) en la Alcaldía. Ahora, el Consistorio propone la tercera prórroga de un convenio cuya validez termina en tres meses.
El Oviedo, que guarda un prudente silencio, no ve con muy buenos ojos la prórroga porque su prioridad es recuperar sus marcas en propiedad. Considera que, una vez agotado el acuerdo de 2009 y la prórroga establecida entonces, las marcas deben regresar a la titularidad del club. Para ello ya han trasladado a los responsables municipales una posible fórmula: recuperarlas a través de acciones. Una especie de canje. De esta forma, el Ayuntamiento incrementaría su capital en el club (que ahora es del 2,99%) y se convertiría en el segundo máximo accionista de la entidad azul, con un porcentaje ligeramente superior al 21%. Actualmente, con una ampliación de capital en marcha, Carso controla un 70,76% del capital, los accionistas minoritarios alcanzan un 20,31%, Alberto González mantiene un 4,42%, el Ayuntamiento el citado 2,99% y Celso González un 1,52%.
En el Ayuntamiento, sin embargo, no contemplan a día de hoy la opción de vender las marcas al Oviedo a cambio de acciones y, aunque no descartan plantarse una venta a cambio de tres millones, en dinero, prefieren alquilárselas al club otros cuatro años, como hasta ahora. Y ahí está el punto de fricción entre las dos partes: el Oviedo quiere sus marcas en propiedad pero el Ayuntamiento no quiere desprenderse de ellas, al menos en la fórmula de las acciones que ha deslizado el club hasta ahora.
El asunto de las marcas está contextualizado en una negociación más amplia entre Ayuntamiento y club con varios puntos, entre ellos el maltrecho césped del estadio y la futura ciudad deportiva para la que, como avanzó el domingo este periódico, el Ayuntamiento ya ha ofrecido al club cederle El Asturcón por 50 años. Pero, por la urgencia y los plazos, la de las marcas se ha convertido en un punto prioritario en la negociación. Ayuntamiento y club tienen tres meses para llegar a un acuerdo.
La negociación se produce, además, en un contexto deportivo excelente del equipo y en uno de los momentos de máxima proyección para el Oviedo. Nadie descarta a estas alturas, de hecho, el ascenso a Primera este año y disponer de las marcas en propiedad no sólo le abriría al club muchas opciones comerciales y le reforzaría para futuras negociaciones sino que las propias marcas podrían revalorizarse a medida que crezca el club.
De momento, ninguna de las dos partes quiere levantar la voz porque las conversaciones se están desarrollando en un clima de respeto y cordialidad. Hace un mes, gobierno y club se reunieron en el Ayuntamiento y el Alcalde, Wenceslao López (PSOE), prometió a los dirigentes azules contestar a sus peticiones en un mes. El mes se cumple pasado mañana y la respuesta del regidor llegó el sábado, antes del partido frente al Cádiz en el Tartiere (2-1).
El Ayuntamiento compró las marcas en 2009 al Oviedo por tres millones de euros para tratar de dar un impulso al club, entonces en graves problemas económicos. En aquel acuerdo, se estipuló que el club podría recomprar las marcas al Ayuntamiento por tres millones más el incremento del IPC una vez finalizara el acuerdo de cesión. El próximo mes de junio finaliza y ambas partes en ello están en saber cómo lo resuelven.
