La venta de entradas a lo largo de la semana hacía presagiar uno de los desplazamientos más generosos de la temporada. La previa había estado salpicada por una extraña decisión. La Comisión Antiviolencia había declarado el choque como de "alto riesgo", sin que existieran indicios de que pudiera haber problemas entre aficionados de ambos equipos. Quizás la decisión respondía a la intención de controlar la llegada de tantos seguidores desde Asturias. Cientos de aficionados azules se dieron cita ya desde la mañana en las céntricas calles de Soria. Aprovechando las óptimas condiciones climatológicas, por encima de los 20 grados, la mayoría aprovecharon para hacer la previa en las terrazas. La buena sintonía entre sorianos y asturianos fue la nota predominante en toda la jornada.

Tras la larga previa en las calles sorianas, el foco de atención se situó en el estadio a partir de las cinco de la tarde, hora en la que los seguidores azules empezaron a llegar al campo. Los Pajaritos, coqueto estadio con estilo inglés, mantenía su habitual calma en la mayor parte de sus gradas. La parte más efervescente estaba concentrada en una de las esquinas. Allí fueron a parar los cerca de 800 seguidores del Oviedo que aprovecharon un desplazamientos con facilidades -destino no muy lejano y buen horario- para volver a demostrar que el equipo azul siempre encuentra motivos para pensar que juega en casa. Dentro del tono sosegado del estadio numantino, fueron los aficionados azules los que pusieron melodía a la espera. Tocaba apoyar a los suyos, y en eso el oviedismo es experto.

A Soria viajaron dos grupos de aficionados definidos. Estaban las peñas, las más ruidosas. El segundo grupo importante de aficionados fue el de seguidores que viajaron a título particular en sus propios vehículos. En previsión de que muchos optaran por esta modalidad, el Numancia facilitó a lo largo del día la venta de entradas en sus taquillas durante todo el sábado y hasta el comienzo del choque.

El choque, no especialmente atractivo, sí fue intenso en la grada. Los seguidores azules desplazados dieron por bueno el empate y despidieron al equipo con ovación cerrada.