Creo recordar que fue el año 1996 cuando me fui de Oviedo. Tiempos en los que el ROCF lucía su escudo por toda España siendo respetado. Desde 1996 hasta finales de 2008 estuve estudiando y después trabajando en la capital y viví buenos y malos momentos azules.

En la Ciudad Universitaria conocí a amigos que nos unía la misma pasión por equipos provincianos, término que mi amigo Jose Ramón -madrileño y oviedista- utiliza de vez en cuando para calificarme. Jacobo y su pasión por el Depor (recuerdo el día que llegó exhausto al haber ganado una Liga, David con su pasión por el Tenerife o Carlos por ser seguidor del Celta.

Recuerdo ir al hotel de concentración del ROCF (Gran Meliá Fénix) con mi Don Balón para recoger alguna firma, como si fuera un guaje de 14 años. Tiempos de ir con mi bufanda el Bernabéu / Calderón / Vallecas y mostrarla sin problema. Momentos eternos que nada tenían que ver con aquel día 2 de agosto del 2003, en el que mi padre me fue a buscar a mi estudio de Santa Cruz de Marcenado y me dijo "somos de Tercera". El viaje de vuelta a Oviedo en coche no se habló ni una palabra.

Durante toda esta semana he estado hablando con un buen amigo de Madrid pero tinerfeño (David) y ahora residente en la isla. Hemos compartido nuestros puntos de vista, con nuestra propia locura, echando risas, recordando anécdotas del Ahúja, recordando esos domingos a las 17:00.

Todo ese buen rollo, esa camaradería, se disipa cuando (no se todavía por qué) ayer viendo el partido te pitan un penalti que no sale ni reflejado en el acta. En frío te hace pensar muchas cosas: ¿A determinados sectores nos les gustaría vernos en Primera División? El Socio (mi hijo Borja de 4 años y medio) repetía, "¿pero por qué pintan penalti si nadie se ha caído?".

Vamos a pensar (complicado) que un fallo lo tiene cualquiera y centrarnos en esa época madrileña, esa época de hormonas azules, esa época en la que la gente entendía porque eras del ROCF. Época dorada para mi equipo y para mí. Época en la que gracias a oviedín.com y Radio Sele seguías a tu equipo pero no en grada preferente. Madrid, ciudad inmensa en todos los sentidos, Madrid, ciudad que nos dejó estampas del autobús del ROCF siendo escoltado por el Paseo de la Castellana, Madrid, capital en la que conocí a mi actual mujer, Madrid, al final y al cabo, enorme.

Vivencias, recuerdos que espero algún día se vuelvan a repetir y un servidor provinciano pueda ir con su bufanda azul por calles de Madrid y la gente te mire con respecto y admiración. Ya que al fin y al cabo se puede quitar a un general su ejército pero no a un hombre su voluntad y la voluntad de cientos de miles de oviedistas es vernos en Primera.

Entonces podré volver a hacer un viaje en coche con mi padre y en vez de ir callados iremos comentando la posibilidad de ganar en la capital.

O V G