Leyendo el título pensareis que os voy a hablar de un parque de atracciones o de un chicle con sabor a melón, pero no, os voy a hablar de una playa holandesa.

Ayer domingo ya que el tiempo acompañaba, nos desplazamos la jefa, socio, tesorero y un servidor a Bloemendaal bonita playa a unos 30 km de Ámsterdam. Día propicio para que fuera redondo si se juntaba la victoria del Real Oviedo Vetusta en Mareo y la victoria del ROCF contra el UCAM Murcia.

Cuando suelo ir a estas playas suelE venirme a la cabeza la comparativa odiosa con la playa de Salinas, lugar de veraneo durante mi pre-adolescencia. Creo que si al grupo de surfistas holandesas que estaba esperando una ola (plato total) les hablo de la resaca de San Juan, creo que se pasarían a otro deporte acuático.

El día empezó propicio con la victoria de los chavales en Mareo pero determinados amigos jesuíticos oviedistas querían fastidiarme el día con sus predicciones nefastas (yo tb las hago, pero durante el partido no 5 horas antes) de cara al partido de las 18:00. Les salió el tiro por la culata.

Volvamos a Salinas, como Fiebre en las gradas (ensayo escrito por Nick Hornby en 1993) mis vivencias las relaciono con eventos futbolísticos y ese verano de 1990, lo recuerdo por Italia 90 y la explosión de un rumano que me ha marcado, Marius Lacatus. Jugador de garra, nervioso, pegajoso, con una pegada impresionante. Jugador de pelazo, pero pelazo del de antes, con la camiseta por fuera y siempre muriendo por su equipo.

Ayer en Bloemendaal, la arena no era como la de Salinas ni el mar como el Cántabrico. No ví ninguna California Bx ni ningún frigo dedo pero un servidor voló dos cometas y al ver como volaban, marco Edu Cortina en Mareo. Era la señal de un gran domingo.

Los domingos nunca me gustaron, debe ser por mi personalidad perfeccionista y detallista por lo que los domingos los enfoco como un lunes, pero esa manía dominguera la voy dejando atrás y trato disfrutar como si fuera un sábado. Ayer en Bloemendaal no era el Gran Miércoles pero el cielo tan azul me intentaba decir que la barrera de los 50 puntos la íbamos a pasar.

Y la pasamos gracias a los primeros 15 minutos de intensidad y gol. Partido controlado, partido tranquilo, partido relajado. Tranquilo, relajado y controlado como aquellas tardes de verano en las que éramos alguien en Salinas con nuestra California BX y nuestro BZ Pro-Stinger. Aquellos días en los que junto a la familia Camino cada día era nuestro Gran Miércoles.

9 finales que pueden ser 13 finales, dentro de una semana veré in situ al ROCF en Lugo (ciudad de mi jefa), lo daré todo y aunque no pueda volar dos cometas, ondearé mi bufanda y gritaré HALA OVIEDO.