La imagen fue ya de por sí simbólica: final del partido, Fernando Hierro en el centro del campo aplaudiendo a una grada volcada con su equipo. El Oviedo no había logrado el objetivo de ganar al Huesca, pero había ganado algo más: un punto más de orgullo y de moral para afrontar los siete partidos que restan de temporada, empezando por el próximo, que es ante el líder Levante.

Nada une más que la adversidad y bien lo sabe el Oviedo y el oviedismo. La adversidad ante el Huesca fue una expulsión en el minuto 55, una lesión (otra más) de un defensa, un gol en contra en el peor momento y una serie de decisiones arbitrales (otras más) que se entendieron como perjudiciales. A todo eso resistió como un jabato el equipo de Hierro, que no sólo protegió el empate sino que fue a pecho descubierto a por el partido, al punto (nunca mejor escrito) de que pudo ganar si Toché hubiera anotado el penalti.

El resultado de eso, de que un equipo hubiera salido indemne de la adversidad, de que no se hubiera doblado, fue una afición orgullosa y un Oviedo más fuerte mentalmente, circunstancia capital a estas alturas de curso, cuando más fallan las piernas y más necesaria es la mente. El Oviedo no ganó en el Tartiere y eso fue novedad, pero salió moralmente como si hubiera ganado. "Es un empate positivo, el equipo supo pelear y es un punto que nos refuerza y nos da confianza porque seguimos en la pelea", valoró David Costas. "Estando con uno menos supimos aguantar, sufrir y tener ocasiones para ganar el partido. Merecimos los tres puntos", indicó David Fernández. "Hay que hacer una lectura positivo porque con diez tuvimos el control del partido, el equipo sale reforzado", incidió Diegui Johanneson. El mensaje, pues, es claro: por muy mal dadas que vengan, no desfallecer y seguir hasta el final.

Lo que viene se llama Levante y se llama Ciutat de Valencia, un escenario en el que nadie ha conseguido ganar. El líder ha jugado en su casa 17 partidos en lo que va de temporada con un parcial que asusta: 14 victorias y tres empates. Las estadísticas, no obstante, están para romperlas. "Toca el Levante (sábado, 18.00 horas) y lo afrontamos como otra final, con la intención de salir a ganar", señaló Johannesson, que apunta a titular en uno de los laterales. Al grupo de Hierro le restan siete partidos por jugar, tres en casa (Alcorcón, Zaragoza y Sevilla Atlético) y cuatro a domicilio (Levante, Nástic, Córdoba y Elche). El equipo está vivo y se lo cree después del punto de autoestima frente al Huesca.