Carácter bajo los palos, alegría fuera del campo. Capaz de echar una bronca de época si recibía un gol en un córner y de quedarse hasta la madrugada contando chistes. Dos en uno. Ángel Manuel Álvarez Pérez, Camuel, era de los que dejaba marca en sus compañeros. Por eso, los dos últimos días han sido tristes para los que le conocieron. Camuel, que defendió la portería del Oviedo entre 1977 y 1983, falleció el jueves en su casa de Trasona a los 60 años víctima de un cáncer de colon contra el que había luchado con una vitalidad contagiosa. Porque Camuel era ante todo, y pese a los reveses que le dio la vida, un tipo optimista.

"Cuando el 'Burri' se cabreaba... ¡Cuidado!". Así le conocían cariñosamente en el vestuario del Oviedo, como Burri, un tipo querido. "Como todos los porteros estaba un poco chiflado", relata Vili, el que fue su compañero de habitación. "Nos ponía a todos firmes", confirma José Carlos, excompañero y buen amigo, "como nos marcaran en un córner... Él no entendía que un delantero nos pudiera llevar un balón de cabeza. No lo concebía". Ahí sacaba a relucir su fuerte carácter, el que le sirvió para sostener al vestuario en los malos momentos y para defender durante tantos años una portería tan exigente.

Ahí, en los goles y en las derrotas, salía el genio. Pero se apagaba al poco tiempo y salía el otro Camuel, el hombre que se ganaba a sus compañeros. "Irradiaba alegría, era un compañero inigualable. Siempre estaba animando a todos", recuerda Vili. "Llegabas con un problema, hablabas con él y a los 10 minutos te olvidabas. Creaba una atmósfera muy agradable", interviene José Carlos.

Uno de los que forjaron una amistad más profunda fue Agustín Lasaosa, actual presidente del Huesca. Con él coincidió en Tenerife y les tocó lidiar con un golpe difícil de asumir: la muerte de su primera esposa. "Era un diez como persona, un fenómeno. Su vida fue un camino de espinas (años después falleció su segunda esposa) y él siempre lo afrontó con entereza. Se ha ido una persona de una grandeza humana insuperable", le define Lasaosa.

Ese carácter especial, la capacidad para saber estar, acompañaba a un fabuloso portero. "Tenía reflejos y era muy listo. Jugó con todos los entrenadores", señala Vili. "Yo le decía que era un segundo Ablanedo. Valiente, ágil en la portería, diferente a los porteros que había entonces", interviene Lasaosa. José Carlos le encontró otro parecido: "Era tipo Arconada: muy bravo. Cuando salía "el Burri" se llevaba el balón y lo que hubiera por medio".

Sus excompañeros lloran la muerte de Camuel (su funeral se celebra hoy en la Iglesia de San Vicente de Trasona, a las cinco). "Como en el campo, fue un campeón en la enfermedad", comenta José Carlos. "Hasta el último momento peleó y estaba convencido de que saldría de esta. Era un luchador", coincide Vili. Lasaosa fue uno de los últimos en verle. El pasado sábado, al día siguiente del Oviedo - Huesca, se acercó a visitar a su buen amigo: "Había visto el partido por la televisión. Me decía que el resultado le había parecido justo".