Hierro sorprendió de inicio con un planteamiento más directo que de costumbre. Dos hombres, dos novedades, tenían la llave para que la fórmula funcionara. Nando se movió con libertad detrás del punta, con desequilibrio y llegada. La banda izquierda quedó abierta a Carlitos de Pena. El uruguayo fue de los más destacados de una primera parte fulgurante, que mostró lo mejor del Oviedo. Tras el descanso, se apagó. En la línea de todo el equipo. A la hora de buscar las razones de este cambio drástico, el extremo habla claro. "Teníamos el partido controlado, estábamos en disposición de llevarnos el triunfo y somos nosotros los que perdemos dos puntos", expone como punto de partida de un análisis crítico.

El uruguayo continúa con su lectura: "No hay muchos motivos para sonreír porque fuimos a Tarragona a lograr la victoria y el punto sumado no nos sabe a nada. Era lógico que en la segunda parte el Nàstic se fuera más arriba porque a ellos, como a nosotros, solo les valía la victoria. También es razonable que su público empujara tras el descanso pero el error es nuestro porque nos replegamos en vez de tener la pelota". Preguntado por las razones de ese repliegue, Carlitos acentúa la crítica. "Nos faltó la valentía de la primera parte", resume. Y añade: "Valentía para jugar, para tener la pelota. También rebeldía, porque con 1-2 podíamos haber hecho el tercero y acabar con el partido. El resultado me parece justo y la culpa es nuestra. Hay que pasar página pero siendo conscientes de que lo hicimos muy mal".

Su irrupción en el once (supone la primera titularidad para el uruguayo desde que llegara en el mercado de invierno), sus buenas sensaciones al inicio y su estreno como goleador -llegada desde atrás y golpeo con la zurda en el segundo palo- no sirven para calmar su desánimo. El equipo perdió fuelle en el segundo acto y Carlitos sabe que le faltó continuidad. "Estaba esperando una oportunidad como la de Tarragona desde hace tiempo, me sentía preparado. Me pareció que hice buen primer tiempo pero en la segunda parte no cumplí. Todos estuvimos por debajo de las expectativas. Lo que toca ahora es asumir la culpa, trabajar y salir adelante", indica antes de abrir una rendija a la esperanza: "Quedan cuatro partidos y estamos a dos puntos del play-off. Vamos a responder. Si ganamos lo que queda, nos metemos en la promoción de ascenso. El empate de Tarragona es un palo duro pero en el vestuario hay gente con experiencia y tenemos rebeldía. Tenemos que ganar al Zaragoza, es el único camino posible".

Y corona su lectura presentando su candidatura a colaborar con el equipo: "Yo estoy aquí para ayudar en el lugar que me toque: ya sea en el once o desde el banquillo. Estoy a disposición del entrenador".