Discretamente y por el ascensor que comunica el garaje del Calatrava con el hotel en que se hospeda. Casi como si fuera una premonición de lo que todo el oviedismo quiere que ocurra esta temporada: que sea el comandante del ansiado retorno a Primera División. Así llegó ayer a la ciudad Juan Antonio Anquela, el entrenador en el que el oviedismo ha puesto todas sus esperanzas para que el equipo vuelva a tocar el cielo. Aunque en realidad el técnico andaluz se hará carne para el oviedismo hoy al mediodía, momento en el que será presentado a los medios de comunicación y más tarde a la afición como el nuevo entrenador del club azul para la próxima temporada en sustitución de Fernando Hierro.

Con todo hecho y acordado entre la entidad y el nuevo entrenador había mucho interés en inmortalizar los primeros instantes del preparador de Linares en la capital del Principado. Había probabilidades de que Anquela estableciera su cuartel general estos primeros días en el hotel al que el Oviedo suele hospedar a sus nuevas caras. Al menos a las de mayor nivel. Pero no era seguro. En el club, discreción absoluta. No hay ganas de fotos. La misma discreción que los que le conocen destacan del carácter de Anquela. Toca esperar. Empezaba una guardia de horas para conocer al deseado Anquela. Guardia desde primera hora de la tarde para tratar de verle en directo. Pasan las horas y en la tranquila tarde dominical ovetense poco se mueve. Anquela no llega. Tampoco hay informaciones oficiales sobre cuál será la hora estimada. Silencio absoluto y prietas las filas. Un buen rato después, en torno a las 19.30 horas, parece que hay vida. David Alonso, gerente del club, se deja ver. Llega al hotel y aparca su coche a la puerta del complejo hotelero que hay en la trasera del "cangrejo" diseñado por Santiago Calatrava. Alonso mira lo que hay fuera, y directo al interior. Ni una palabra. Tarda un rato en salir. Cuando lo hace coge el coche y se va. Buena señal.

Al menos hay esperanzas de que Anquela pueda estar a punto de aparecer por allí. Eso sí, había poco revuelo. Y es que desde el club se quería que el momento de su llegada no quedara registrado para no adelantar nada del plato fuerte de hoy en el Tartiere. Sobre las 20.30 horas alguien mira en su móvil el Twitter del club. Han colgado un vídeo de pocos segundos en el que se ve Anquela -atuendo veraniego- caminando por el aparcamiento del hotel y subiendo por el ascensor hasta su interior. Un regate digno del mejor Messi.

Se esfumaban las posibilidades de hacerse con la foto de "Anquelotti". Pero con tesón no hay batallas perdidas. "Seguro que sale a cenar", piensa alguien. ¡Eureka! A Anquela se le abrió el apetito. Sucedió a las 21.30 horas. Esta vez el andaluz salió por la puerta del hotel. Lo hizo acompañado por Ángel Martín González, secretario técnico, y César, exfutbolista azul y ahora responsable de relaciones institucionales de la entidad. Había foto. Cosas del directo: el club tardó poco en colgar dos fotos de Anquela en sus redes. También hubo tiempo para los saludos. Una señora pasó por la puerta del hotel, reconoció a Anquela y le dijo, con mucha educación capitalina, "bienvenido". Una pequeña muestra de lo que hoy se va a encontrar el nuevo entrenador del Oviedo en el Tartiere cuando se lleve a cabo su presentación oficial, cuando ya todas las cámaras estén fijadas en el rostro de un hombre que acaba de concluir con éxito su etapa en el Huesca y que ha cumplido una vieja aspiración fichando por el Oviedo.

Anquela, de 59 años, es un entrenador solvente, con experiencia en la categoría, capaz de sacar el máximo de equipos humildes, que ha logrado ascensos de Segunda B a Segunda, que ha cogido a equipos de Segunda en apuros y los ha dejado en una posición cómoda. Incluso ha goleado a todo un Real Madrid. Un hombre que ha vivido de todo en el fútbol y al que le queda un sueño por cumplir: subir a Primera.