Un niño algo despistado del campus del Oviedo es el encargado de dar la bienvenida al primer fichaje del Oviedo. Carlos Hernández (Jaén, 1990) tiene destellos dorados en el pelo igual que Susaeta, pero cualquier parecido se para en el físico. En el terreno de juego, un abismo separa sus estilos. Carlos Hernández muestra la carrocería de poderoso central, de zaguero de los de antes. Lejos del estilo de Néstor Susaeta. Cuando al jienense se le pregunta por sus características, se remite a las palabras de César Martín, encargado de las relaciones institucionales del club y miembro de la dirección deportiva. César fue el encargado de introducirle en la sala de prensa del Tartiere, antes de la visita al campus, con las siguientes palabras: "Completo, con capacidad física, dominio del juego aéreo, expeditivo y contundente". La definición no deja lugar a dudas. Es un central del patrón "Anquela".

Carlos Hernández es el primer nombre que el Oviedo ha hecho oficial para reforzar el equipo de cara a la próxima temporada. Tiene 26 años, es jienense, como el entrenador (aunque el zaguero aclara que no ha hablado con Anquela en las negociaciones del fichaje), llega para los dos próximas temporadas y su mejor aval es su balance último en la categoría. Ha estado en torno a la treintena de partidos en sus cuatro campañas en la "División de Plata": 33 con el Sabadell en la 2013/14, 34 con el mismo club al año siguiente, 29 con el Lugo en la 2015/16 y los mismos partidos con los gallegos el pasado curso. La regularidad es su fuerte.

En su presentación como jugador azul, el jienense señala a la pasión de la grada como elemento clave en su decisión. "El Oviedo es un gran club, siempre me ha llamado la atención su gran masa social. Me acuerdo que me sorprendió mucho en el último partido que jugué ante los azules en Lugo, cuando los aficionados llenaron las calles", señala. Ese amor desmedido al club puede convertirse en un arma de doble filo, por aquello de la presión. "Eso al futbolista le hace más futbolista", se encarga de matizar. Da la impresión de que disfruta con los ambientes pasionales.

Hernández encara su quinta temporada en Segunda, un recorrido importante para un futbolista de tan solo 26 años. La experiencia le convierte en experto en la materia. "La Segunda División es una competición larga y complicada. La clave reside en cometer los menos errores posibles y encajar muy pocos goles. Y que las rachas positivas duren más que las negativas", relata.

Carlos Hernández ya ha podido comprobar in situ cómo se las gasta la afición del Oviedo. En su caso, el recibimiento más efusivo ha sido el de los más pequeños. Los niños y niñas del campus le reciben como a una estrella y se fotografían con él. Salvo algún despistado, la mayoría sabe que viene al Oviedo para reforzar el centro de la zaga. Es el primer fichaje de la etapa de Anquela al frente de los azules.