José Antonio Ñíguez, "Boria", (Elche, 1962) estaba terminando una faena como albañil cuando recibió la noticia más esperada: iba a ser jugador de la primera plantilla del Elche. Aquellas piezas de escayola, verano de 1982, serían las últimas que colocaría. Así era el fútbol entonces; nada seguro, un camino lleno de dificultades. Había que asegurarse un "plan B". Pero a Boria se le abrió una rendija y por ahí se coló. No es que fuera un futbolista estético. Lo suyo tenía más que ver con la eficacia, la tozudez ante el gol. Boria, apodado "el Tigre de Matola", logró una productiva carrera como goleador en su Elche. Después, una vez retirado, montó una agencia de viajes. El fútbol en los 80, otra mentalidad.

Boria tiene tres hijos, los tres son futbolistas: Aarón, el mediano, es el último fichaje del Oviedo; Saúl, el pequeño, deslumbra en el Atlético de Madrid y en la selección sub-21; y Jony, el mayor, acaba de firmar por el Mallorca. Los tiempos han cambiado y ninguno de ellos ha tenido que pasar por una carrera tan esforzada como la de su progenitor, aunque sí han heredado de éste, cuentan los cercanos a la familia, su capacidad de esfuerzo y humildad.

Aarón, nueva pieza maestra en el engranaje del Oviedo de Anquela, es un proyecto de futbolista desde sus primeros pasos. Igual que sus hermanos. Ha revelado en alguna ocasión que el jefe del clan interrumpía de vez en cuando a sus hijos mientras jugaban con amigos para un entrenamiento improvisado: abdominales, flexiones, técnica... El centrocampista del Oviedo aprendió pronto los hábitos del jugador de élite.

La importancia de la alimentación y del descanso, por ejemplo. También a alejarse de los deportes. Pero la principal lección tiene que ver con la cabeza. "Mi padre después de perder estaba triste. Solo deseaba que llegara el próximo partido", explica Aarón en una entrevista. La lección es que el fútbol siempre ofrece otra oportunidad.

Y a ella se ha agarrado en una carrera que prometía algo más de lo que ha logrado pero que le ha permitido coquetear con la élite. Alguna vez incluso ser el centro de atención. Como cuando, con el Elche, hizo una fuerte entrada a Gareth Bale que levantó ampollas en el madridismo. Le pidió disculpas al galés en las redes sociales: "No fue con mala intención".

También ha podido conocer mundo. Además de en España, ha jugado en Grecia, Escocia y Portugal. Todo ello superando dos graves lesiones de rodilla. La primera, con 20 años antes de ir con la selección española sub-21. La segunda, con el Celta de Vigo en Segunda, en 2009. De las dos logró reponerse y seguir peleando.

Aarón encara en Oviedo un nuevo peldaño en su carrera, aunque ahora el foco sobre la familia se centra en Saúl, el pequeño de la saga, estrella del Atlético y mejor jugador del reciente europeo sub-21 que España perdió en la final ante Alemania. Tanto Aarón como el mayor de la saga, Joni, confiesan su admiración por el pequeño. El que ha alcanzado las cotas más altas soñadas por Boria.

El mediano. que tiene a Ronaldinho como ídolo y planea ser entrenador cuando acabe su carrera como futbolista, ha madurado y ahora busca estabilidad en Oviedo, que le ha ofrecido un contrato por dos años. En marzo nació su hijo Lucca y cuando se le pregunta por un objetivo, lo tiene claro: dedicarle un gol. Intentará cumplirlo con la camiseta azul.