El fútbol, como reflejo de la sociedad, ofrece algunos síntomas del fin del periodo de contención. Este verano se está viendo el mejor ejemplo. Aridane, central que a sus 28 años debutó la temporada pasada en Segunda con el Cádiz (antes había pasado por Ceuta, Alavés y Eldense en Segunda B y había sido descartado por el Granada), ha sido traspasado a Osasuna por 1,5 millones de euros. Una cantidad que otros cursos estaba vedada en Segunda División. Este verano, sin embargo, se ha pagado idéntica cantidad por el "Choco" Lozano (de Olimpia al Barça B) y por Quique (de Almería a Osasuna). La Segunda División, este verano sí, apuesta por los millones.

El Oviedo asiste con tranquilidad a un desembolso que no se recuerda en otros cursos. La orden del club azul es la de mantener la contención. La situación económica, con el Grupo Carso a los mandos y el paso a Segunda División, ha mejorado de forma evidente, pero hay cargas heredadas del pasado que aún siguen pesando. La meta de la directiva oviedista es lograr cuanto antes que la deuda llegue a cero. Será entonces cuando el club pueda liberarse totalmente de un pasado ruinoso.

Mientras tanto, el dinero de las televisiones permite a los clubes de Segunda cierto margen de maniobra. Las reglas de la Liga son estrictas a la hora de configurar las plantillas: nadie puede gastar un euro más de lo ingresado, así funciona el tope salarial. El movimiento en el mercado permite que el dinero fluctúe y se está viendo un periodo estival con desembolsos importantes.

Aridane, Quique y Lozano son los tres fichajes más importantes hasta la fecha, ayudados por economías que pueden soportar esas operaciones. Osasuna cuenta con uno de los tres topes salariales más importantes de la categoría -gracias a la ayuda por el descenso- y además ha ingresado 11,25 millones de euros en jugadores traspasados: 5,5 de la venta de Berenguer al Torino, 3,5 de la de Sergio León al Betis, 1,75 de la del Kodro al Mainz y 500.000 de la de Romero al Córdoba. El Barça B cuenta con el apoyo del primer equipo. Le ha servido para pagar, además de por Lozano, por Ruiz de Galarreta (700.000 al Numancia), Cuenca (400.000 al Alcorcón) y Ezzarfani (10.000 al Badalona).

Pero los traspasos no son accidentales, van camino de convertirse en la norma en la categoría. En lo que va de verano, hay diez equipos que ya han pagado por reforzar su plantilla. Osasuna encabeza la lista de gastos con 3,65 millones invertidos. Le sigue el Barça B, 2,61 millones. El resto de conjuntos están por debajo del millón de euros: el Córdoba ha invertido 900.000, el Cádiz 850.000, el Sevilla Atlético 500.000, el Huesca 400.000, el Zaragoza 300.000, el Granada 130.000, el Alcorcón 100.000 y el Valladolid 50.000. Hay doce equipos que aún no han gastado en traspasos, además de Oviedo y Sporting (que debe asumir 50.000 euros de ficha de Scepovic, pero nada por el traspaso al Getafe): Almería, Cultural, Nàstic, Lorca, Lugo, Rayo, Reus, Tenerife, Albacete y Numancia.

La otra lectura del asunto es que los clubes de Segunda están empezando a generar dinero al traspasar a algunos de sus jugadores con mayor proyección. Es el caso de Jorge Meré (9 millones abonados por el Colonia) o Berenguer (5,5 pagados por el Torino a Osasuna), que el pasado curso compitieron en Primera, pero también sucede con jugadores que el año anterior estaban en Segunda. El ejemplo más oneroso es el de Samu Sáiz, traspasado del Huesca al Leeds por 3,5 millones de euros. Aridane y Quique, ejemplos ya comentados, dejan dinero fresco en Cádiz y Almería. Otras operaciones generosas han sido la de Valentín, por el que el Deportivo ha abonado 1 millón de euros al Nàstic, y Dmitrovic, comprado por el Éibar al Alcorcón a cambio de un millón de euros.