Para ver el punto con buenos ojos influyen varios factores. Uno es la imagen del equipo. El Oviedo se mostró como un equipo convincente especialmente en la segunda parte. Además está el momento en el que llegó el gol del empate. Toché acertó a los 85 minutos y se desató la fiesta en la esquina de la grada donde se impuso el azul. Fue esa esquina de El Molinón la que celebró con mayor intensidad el final del choque en una tarde con final feliz para los 1.200 seguidores del Oviedo que presenciaron en directo el regreso del derbi asturiano.

Los seguidores azules entraron al campo cerca de dos horas antes del choque. No hubo que lamentar incidentes a su llegada a El Molinón. Ser los más madrugadores también les permitió imponer sus cánticos desde el primer momento. Incluso se vivió un momento de comunión entre los 27.000 espectadores que se dieron cita en el estadio gijonés Sucedió cinco minutos antes del inicio, con el "Asturias, patria querida".

Con el inicio del choque, cada afición alentó a los suyos. Como marca todo derbi, no faltaron las referencias al eterno rival. Así son los partidos de rivalidad. O así han sido toda la vida. Asumido el golpe del tempranero gol local, los seguidores azules no desistieron en su apoyo a los suyos.

La explosión de júbilo llegó en el minuto 85, con el comentado tanto de Toché, y se prolongó hasta que los seguidores abandonaron el estadio.

Acabado el partido, los futbolistas se dirigieron a la esquina carbayona para aplaudir a los seguidores. Incluso Juan Antonio Anquela se vio obligado a acudir a la cita con los aficionados. Sucedió después de que se corease el nombre del técnico.

Incluso también ser acercaron los directivos. Jorge Menéndez Vallina, presidente; Manolo Paredes, vicepresidente; y Fernando Corral, portavoz del consejo, se aproximaron minutos después del final del partido a la esquina del estadio donde los aficionados azules saboreaban el empate.