El derbi dejó un regusto dulce en la expedición azul por varios motivos. El principal, por haber logrado un valioso punto en casa del hasta entonces líder. También influye la forma en que se produjo: con el tanto de Toché en la recta final. Medirse al Sporting después de tanto tiempo, 14 años, y haber firmado una gran segunda parte también son motivos de satisfacción. Y existe otra razón, al margen de lo sucedido en el terreno de juego: el desplazamiento de los 1.200 oviedistas se celebró con total normalidad sin que se registrara ningún tipo de incidente. Un viaje pacífico que contrasta con lo sucedido en los incidentes protagonizados por algunos ultras del Sporting en la previa del choque.

Que un desplazamiento con tantos riesgos acabara de una forma perfecta tiene poco de casual. Todo estaba organizado desde semanas antes. En el desarrollo normal del viaje fue decisiva la colaboración entre los organizadores y los miembros de la policía. Los contactos entre las dos partes se intensificaron desde quince días antes del encuentro. "La colaboración con la policía fue total. Creo que fue muy importante para que el desplazamiento saliera de esa forma", relata Jaime Campillo, vicepresidente de la Asociación de Peñas Azules del Real Oviedo (APARO) y uno de los organizadores del viaje.

Para evitar dilaciones, los seguidores fueron citados a las 13.30 horas en el Tartiere. Allí se procedió a su identificación y se les entregó la entrada que previamente habían reservado. También se llevó a cabo el registro de los seguidores en el mismo parking del Tartiere. No hubo problemas con las bufandas ni las pancartas de los aficionados. Al contrario de lo que sucedió en Almería en la segunda jornada de Liga, el grupo Symmachiarii pudo desplegar su pancarta en la esquina de El Molinón donde se ubicó a los 1.200 hinchas oviedistas.

Los 21 autobuses llegaron a El Molinón dentro del horario previsto y desde ahí se procedió a agilizar la entrada de los seguidores al estadio, unas dos horas antes de la disputa del partido. Fue decisión del coordinar de seguridad de Gijón que los autobuses llevaran a los seguidores azules directamente a El Molinón. Los cálculos iniciales se cumplieron. "Nos dijeron que en 30 minutos pasaríamos todos de los autobuses al estadio y así fue", relata Campillo.

La organización del viaje había sido fruto de diversas reuniones previas. Las dos últimas tuvieron lugar en la delegación de Gobierno la misma semana del derbi: el martes de manera privada y el jueves de forma oficial, con unas 35 personas asistiendo a la reunión. "Nos dijeron que en total serían unas 8 horas de viaje y acertaron con el cálculo. Tenía miedo de que en la práctica no se pudiera cumplir, pero fue tal cual", indica Campillo. "Estuvo perfectamente organizado y queda demostrado que cuando hay colaboración resulta todo más sencillo. El comportamiento de la afición del Oviedo fue en todo momento ejemplar", añade.