El caso más llamativo es el de Iñaki Nerín, barcelonés de 54 años sin vínculos familiares con Asturias: de padre burgalés y madre catalana. Pero muy oviedista desde joven. "Hubo un partido en los 90, cuando entrenaba Antic, que viajé toda la noche en bus desde Barcelona a Asturias. Fueron 12 horas. Llegué a Oviedo, vi la primera parte y salí del Tartiere corriendo rumbo a la estación para no perder el bus de vuelta", relata con emoción como ejemplo más extremo de su pasión azul. Aquel recuerdo queda maquillado con el 5-0 con el que los azules derrotaron al Athletic. A Iñaki le valió con ver los tres primeros goles. Iñaki Nerín es, como otros tantos de la Peña Oviedista de Barcelona, un ejemplo claro de que para ser aficionado azul no hace falta llevarlo en la sangre.

Isaac Álvarez, uno de los que lleva la voz cantante en la peña de la Ciudad Condal, se atreve a poner números. "Yo creo que seremos el 60% no asturianos en la peña", asegura. Y Sergio Vázquez, el presidente de la asociación, confirma con la cabeza tras hacer un rápido cálculo mental. Ayer, una amplia representación de los oviedistas de Barcelona, unos 80, se dieron cita en La Cuchara del Norte, un restaurante regentado por el asturiano y oviedista Pablo González, para celebrar una espicha de confraternización antes del partido.

La movilización por la unidad de España y la Constitución tiñó ayer las calles de Barcelona de banderas nacionales. Pero en un rincón de la urbe, el color imperante fue el azul. "Llevo 50 años aquí, en Cataluña, pero el amor por el Oviedo no ha descendido", asegura el asturiano Juan Antonio García Domínguez, uno de los asistentes. Daniel Martínez Nieto representa la migración por razones laborales: lleva un año en Barcelona, tras haber pasado por Londres y Gibraltar, y siempre ha tenido claras sus prioridades: "Soy socio de la peña desde el primer día. En Londres también lo era de la peña de allí. Voy de peña en peña", comenta entre risas. A la cita no falta Irene del Río, exjugadora del Oviedo Moderno y del Barça, ni Moi, exfutbolista del Vetusta, ambos residentes en Barcelona.

El nexo entre aficionados de tan diverso origen es el azul. "Aquí la política queda al margen. Nuestra única bandera es la azul, la del Oviedo", declara convencido Iñaki Nerín antes de que comience la espicha. Después toca coger el metro y plantarse en el Mini Estadi para que el Oviedo de Anquela, ayer con la equipación blanca y negra, sepa que no está solo una vez más. En esta ocasión fueron cerca de 200 los que le apoyaron desde la grada.