En la sala de prensa, minutos después de consumarse la victoria del Granada, José Luis Oltra, técnico local, explicó un detalle que sirve para contextualizar el enfado mayúsculo de Anquela con los suyos. Preguntado por la afortunada jugada del primer gol, el de Christian Fernández en propia puerta, Oltra reconoció que sí, que su equipo había tenido suerte en la acción, pero que la jugada estaba prevista y ensayada. Y puso como ejemplo el tanto que los suyos hicieron esta misma campaña ante el Tenerife (jornada 4.ª): un centro muy similar y Aitor Sanz que introduce el balón en su meta. Es decir, la jugada del Granada ya estaba vista. De ahí que Anquela, estudioso de la estrategia de los contrarios, se enfadara con el resultado de la acción. Era una de esas jugadas evitables.

El gol a los tres minutos supuso el primer revés de una tarde de errores para el Oviedo. También será recordada como el día en que Anquela explotó. Sorprende el cambio de registro del técnico en tan solo tres días: de las alabanzas a los suyos ante el Tenerife a la crítica abierta frente al Granada. La clasificación aprieta al equipo y el técnico reconoce que el Oviedo tiene “un problema”. La solución se afrontará a partir de mañana en El Requexón, cuando los azules regresan al trabajo.

Preguntado en la sala de prensa sobre el “problema” al que había hecho referencia, Anquela prefirió no entrar en detalles e instó a buscar soluciones bajo la protección de la caseta. Pero muchas de sus respuestas se dirigieron a aspectos emocionales más que futbolísticos.

Anquela reclamó en sala de prensa “once futbolistas que quieran correr y pelear”. El entrenador precisó que su crítica iba dirigida a algunos futbolistas, no a todo el grupo, pero se ciñó a ese aspecto, al esfuerzo y la concentración. Los dos goles recibidos en Granada son un ejemplo claro. En el primero, un nuevo gol de estrategia que era evitable. El segundo hizo más daño: se vieron errores en la marca a Baena y Joselu, los protagonistas de la jugada de la sentencia. Son dos jugadas puntuales que cuestan un partido y que desatan el enfado del jienense.

Pero la situación no se explica solo por los fallos de concentración o por una cuestión de kilómetros. Al mismo nivel que el problema en los esfuerzos se sitúa el futbolístico. Anquela solo ha logrado que su equipo somate a los rivales en tramos de algunos partidos. Su asignatura pendiente sigue siendo la continuidad de su idea de juego. Los errores defensivos están haciendo las cosas más difíciles pero cuando al equipo le toca reaccionar llevando el peso del partido no encuentra el rumbo correcto. En Granada se vio el mejor ejemplo: el Oviedo quiso mandar pero la defensa andaluza apenas sufrió rasguños.

Sumando los diferentes factores aparece un problema que, a estas alturas, parece solo orientativo pero que añade ansiedad. El equipo empieza a alejarse de la zona noble de la tabla. Allí donde se le supone al final de campaña. Desde el vestuario se mantiene el mensaje de que las cosas se deciden al final, pero la tabla no tranquiliza.