La primera imagen de Anquela, cabizbajo entrando el último al terreno de juego de El Requexón, parecía mostrar a un entrenador preocupado, como si aún le diera vueltas a lo sucedido en Granada. Pero el jienense fue entrando en calor poco a poco. No es que fuera uno de esos entrenamientos en los que gesticula, chilla y se expresa con aspavientos, rara vez actúa así en el primer entrenamiento de la semana, pero sí se le vio pendiente de sus chicos, corrigiendo algunos detalles de vez en cuando. Sigue su biorritmo semanal. El análisis de los fallos cometidos en Granada (y en otros encuentros) había quedado sepultado en las paredes del vestuario durante una reunión de 45 minutos previa. Tras coser la herida en la caseta, la vista se sitúa al frente: toca ganar al Córdoba en un choque, el del domingo a las 12.00 horas, que en pleno octubre se presenta esencial para mantener un clima de calma.

La de ayer fue la primera sesión tras la mala tarde de Granada. Aquella derrota quedó marcada por las palabras de Anquela en las que acusaba abiertamente a algunos futbolistas de falta de esfuerzo. "Tenemos un problema grande y hay que verlo", dijo entonces el entrenador con solemnidad. Ayer tocaba reencuentro entre todas las partes.

Los futbolistas estaban citados a las 17.30 en El Requexón. Aarón Ñiguez fue el último en llegar apurando el plazo, para empezar a ejercitarse a las 18.00 horas. La previsión era que Valentini atendiera a los medios a las 17.45 horas pero la cita fue pospuesta porque la plantilla se reunió con el entrenador para analizar lo sucedido en Los Cármenes. El encuentro de 45 minutos sirvió para dar por cerrado el capítulo de Granada y todo lo que ha traído consigo. Se habló de errores a corregir, como reconocería Valentini después ante los medios, y se instó a mirar adelante.

Durante la sesión, Anquela dialogó continuamente con sus ayudantes. Se le vio charlar con Dani Mayo, técnico asistente, mientras los jugadores se centraban en el trabajo más físico. Cuando la pelota se hizo protagonista, el jienense dio un par de pinceladas. "¡Vamos a dar bien el balón!". "¡Hay que moverse!". "¡Vamos a meternos esto en la cabeza!", insistió por unos minutos a sus pupilos. Después, regresó a su versión analítica, más pausada. Así suele comportarse en el primer entrenamiento de la semana, una sesión empleada habitualmente para recuperar a los futbolistas del esfuerzo del último choque y empezar a preparar el siguiente reto.

La sesión duró algo menos de una hora y contó con la ausencia de Verdés, lesionado en el choque des pasado miércoles ante el Tenerife, y del que aún se desconoce el alcance exacto de su lesión. Al final del entrenamiento se pudo ver a Hidi caminando por los márgenes del campo, confirmando que su recuperación va por el buen camino.

La idea que se trata de lanzar desde el vestuario es que, asumida la culpa por la imagen y el resultado de Granada, ya toca centrarse en la visita del Córdoba, conjunto que llega con problemas mayores. Los andaluces ocupan puesto de descenso y acaban de destituir a Carrión, su entrenador, tras el 1-5 que recibieron ante el Nàstic en el Arcángel. El Oviedo atraviesa la peor racha de la temporada después de cinco semanas sin ganar y la situación en la tabla no ayuda, el descenso se ha acercado peligrosamente a tan solo dos puntos, pero la estrategia pasa por mantener la calma y sumar los tres puntos el domingo.

El equipo se ejercita hoy a las 10.30 en El Requexón y disputa a las 19.00 un amistoso en Ganzábal ante el Langreo, en una cita en la que están llamados todos los futbolistas de la primera plantilla más algunos del filial y juveniles. Anquela decidirá después qué jugadores disfrutan de minutos en Ganzábal.