Si Anquela buscaba rendijas por las que escapar del callejón de cinco partidos sin ganar, ayer en Langreo encontró un puñado de ellas. Alternativas al plan A, que parece algo atascado, fruto de una plantilla con posibilidades. Siempre que la enfermería respete, claro. En el amistoso disputado para reinaugurar Ganzábal, Anquela pudo ver que a Mariga le sobra el fútbol, que Forlín es más natural como central y que los chavales de abajo aportan fútbol además de ganas. También pudo ver que algunas cosas siguen chirriando. Que queda trabajo por hacer. El ensayo, que acabó con victoria azul 0-2 ante un correoso Langreo, puede servir como banco de pruebas para el choque del domingo ante el Córdoba (12.00 horas).

Desde los primeros compases se vio que Mariga es una solución a uno de los problemas más importantes, el de la falta de fluidez. Con el keniano lo más difícil es encasillarlo. Su envergadura le da el aspecto de especialista defensivo, de los de barrer y pasarla al más cercano. Pero su amplia zancada también le permite romper líneas rivales; un "box to box", que dirían los ingleses. Además está su pase, fácil y sin alardes, que le hace no desentonar si tiene que armar el juego. Un medio de diferentes perfiles; un soplo de aire fresco para el actual Oviedo.

De las botas del africano nació la jugada del primer gol (19'): buen pase entre líneas y definición con la zurda de Linares. Aquí otra buena noticia: un zurdazo para la confianza del aragonés. También quedó claro que algunas piezas aún no encajan. Pucko sigue sin soltarse, como si jugase cohibido. A Yeboah le falta una marcha para aclimatarse a España y con Owusu da la impresión de que ni él tiene claro qué tipo de futbolista quiere ser: regateador, finalizador o asistente. El mismo Owusu tuvo el segundo pero a su remate le faltó fe. Antes del descanso pudo igualar el Langreo, equipo trabajado y claro candidato al ascenso a Segunda B. El larguero sacó el remate de Polo y Forlín evitó el cabezazo de Omar. Al Forlín central, por cierto, se le vio más cómodo.

La segunda parte abrió oportunidades para los jóvenes, juveniles (los hermanos Mier y Guille) incluidos. Mariga disfrutó de 60 minutos en su reaparición, el mismo tiempo que la mayoría de compañeros de la plantilla.

Ya con la cantera poblando el campo (el Langreo, también se había unido al carrusel de cambios) llegó el segundo tanto en una acción de la factoría de El Requexón: Álvaro ganó el carril zurdo y centró abajo; Sandoval se escapó para empujar a la red. Así se cerró un 0-2 del que Anquela puede sacar conclusiones interesantes. Más aún ahora que el equipo necesita nuevos bríos.