José Fernández (Córdoba, 27 años) pisará hoy Oviedo por primera vez desde que se fue en junio, un lugar del que tiene, dice, un recuerdo imborrable. Sus dos temporadas en el Oviedo (47 partidos) mezclan altibajos en su rendimiento y también en su relación con la grada. El primer año, el oviedismo le situó como uno de los responsables de la abrupta salida de Sergio Egea, situación que luego logró revertir. Él, que suena cercano y sincero, que dejó huella en el vestuario azul, sólo tiene palabras bonitas para el club y para la afición. Consolidado ahora en la banda derecha cordobesa (nueve partidos disputados de diez que van de Liga) mañana regresa al Tartiere por primera vez. Antes de eso, con la perspectiva que da la distancia, repasa para La NUEVA ESPAÑA su intensa etapa de azul. Lo hace sin condiciones y en un coche de vuelta a su casa, con chillidos de algún niño detrás y una naturalidad de agradecer en estos tiempos de máximo control.
- Entrenador nuevo (Juan Merino), ¿victoria segura?
-Ojalá (ríe). Va a ser un partido difícil. Sabemos del potencial del Oviedo. Es un equipo grande. Los dos necesitamos ganar para salir de ahí ya.
- Esta semana han hecho sesiones de tres y cuatro horas. ¿Cómo es cuando llega de nuevas un entrenador?
-Pues charlas muy largas de conceptos tácticos. Y poco más, que el partido está ahí. El míster nos habló del Oviedo, de cómo piensa que Anquela planteará lo planteará. Vamos a un sitio donde es muy complicado ganar.
- El Tartiere. Usted lo conoce.
-Voy con mucha ilusión. Dejé muchos amigos en Oviedo.
- ¿Esperaba a un Oviedo con más de un mes sin ganar?
-Ni yo ni nadie lo esperaba. Pero la Segunda es así, cualquiera te puede superar. No es normal que el Oviedo esté ahí.
- ¿Qué es lo que más teme de su antiguo equipo?
-Su potencial ofensivo. Creo que Saúl Berjón, que es muy amigo mío, marca las diferencias. Aarón está siendo de los mejores. Y a Toché todos lo conocemos.
- ¿Si marca un gol mañana lo celebraría?
-Nunca. Nunca celebraría un gol al Oviedo, a un equipo que me ha dado tanto. Tengo un gran respeto al Oviedo y a su afición. Fue mi equipo, mi ciudad, mis compañeros, mi afición. Creo que se merecen un respeto. Yo he intentado siempre estar a la altura de esa camiseta. Siempre.
- ¿Cómo definiría su paso por el Oviedo?
-La primera temporada fue dura porque se me señaló de una cosa que no tuve culpa. Fue muy jodido para mí y mi familia. Y luego, el segundo año, fue mejor. La gente se volcó conmigo y cambió mi visión sobre mí. Quiero quedarme con lo bueno.
- Aquella primera temporada gran parte de la afición se puso en su contra. ¿Qué pasó? ¿Cuál es su versión?
-Salieron unas imágenes en las que se me ve diciéndole a Sergio (Egea) que no estoy de acuerdo con una cosa que dijo. Y automáticamente se me involucra en algo de lo que no tengo culpa.
- ¿En qué?
-En la salida del míster. Los jugadores no tenemos poder para echar a un entrenador. En eso la gente creo que está equivocada. Esas decisiones las toma el club.
- Las toma el club, pero los jugadores pueden presionar.
-La gente que me conoce sabe que nunca he sido un chico problemático y que siempre evito la polémica. No soy de otra forma. Me considero un currante que no da problemas. Mis amigos y mi familia, no daban crédito cuando veían mi nombre en todo aquello. Fue duro, pero luego pasó.
- ¿Se arrepiente de algo?
-No sé, igual debí haber aclarado el tema. Pero la situación entonces no era la idónea para que yo saliera y dijera que no tenía la culpa. Porque la gente cree que lo que ve y es normal. Las imágenes están ahí. Yo en ningún momento le hablo mal a Sergio (Egea). Aunque quizá debí haberle respondido en privado. De eso sí me puedo arrepentir. Pero yo nunca, jamás, hablo mal a un profesional. Siempre hay que tratar a las personas con respeto.
- Tenía un año más de contrato. ¿Por qué se va?
-Un poco por todo, por la situación que se dio a final de temporada. Me ofrecieron la posibilidad de volver. Fue por todo.
- ¿Se refiere al episodio Erice? (Se encaró al final de temporada con un aficionado y se le apartó del equipo).
-El final de temporada fue movido. Fue una situación muy desagradable para el vestuario.
- ¿Se equivocó Erice?
-En esas situaciones uno actúa por impulsos. Y él lo hizo. Y el club le castigó.
- ¿Qué le faltó al Oviedo en estos dos años para meterse en el play-off?
-Quizá regularidad fuera de casa. Eso nos penalizó mucho.
- El año pasado, con Hierro, jugó la primera vuelta casi entera. Casi todos los minutos. Luego vio la quinta amarilla y dejó de jugar de titular.
-Si le dijera que no me sorprendió, le engañaría. Estaba rindiendo a un buen nivel y tenía continuidad. El míster decide quitarme. Es respetable, pero equivocado bajo mi punto de vista.
- ¿Qué le explicó Hierro?
-Que lo sentía mucho, pero que él veía que Diegui tenía que jugar. Que no me preocupara y siguiera trabajando como hacía siempre. Y eso hice. Las decisiones las toman los entrenadores, que para eso están. La respeté. Yo soy jugador de equipo. Nadie es titular o no. Diegui, la verdad, es que se lo ganó. Por eso continuó.
- ¿Qué aprendió de Hierro?
-Destaco por encima de todo la persona. Un tipo muy cercano, te transmitía su confianza y su ternura. Para nosotros era como un padre. Y luego la experiencia que tenía, que la hacía valer.
- ¿Y de Generelo?
-Me sorprendió como entrenador, su metodología, su capacidad para manejar el grupo. Es un chico atrevido al que le gusta jugar al fútbol. Se partía la cabeza por cada entrenamiento, para que todo saliera bien.
-¿Y de Egea?
-Su trabajo táctico. Sabía a lo que jugaba. Era un poco más tímido, un poco más distante que Fernando (Hierro) y que Generelo, pero tengo buenos recuerdos. Me quedo con todo lo bueno de los tres. No tengo nada en contra de ninguno.
-¿Es muy diferente la presión en Oviedo que la de Córdoba o Zaragoza?
-He jugado en tres grandes clubes, como son Zaragoza, Oviedo y Córdoba. Y la presión es la que es, parecida, porque aspiran a lo máximo. Es normal que la gente te exija.
