Anquela lamentaba la falta de contundencia defensiva de su equipo en la rueda de prensa previa al encuentro de mañana (12 horas) ante el Lugo. Reconocía que se puede mejorar en ataque, pero el número de goles marcados le parece suficiente. La realidad es que el Oviedo lleva tantos goles a favor como en contra: quince. Una igualdad que le ha llevado a perder más partidos (4) de los que ha ganado (3).

Los datos terminan dando la razón al entrenador azul. Los tres partidos que ha ganado el equipo ovetense han sido en las tres únicas ocasiones en las que ha dejado la portería a cero: frente a Córdoba (2-0), Cádiz (1-0) y Reus (3-0). En el resto han recibido al menos un gol y cuando eso ha sucedido nunca han ganado. Por lo tanto, ninguno de los cinco empates que ha sumado esta temporada han sido a cero. Para hacer tablas, el Oviedo ha tenido que marcar al menos un gol (cuatro de los empates han sido a uno y el otro, ante el Zaragoza, a dos).

La fragilidad defensiva del Oviedo es para Anquela el gran problema del equipo. Una fragilidad que no quiere achacar a la defensa. De hecho, una de las obsesiones del entrenador andaluz es que los hombres de ataque se impliquen más en las labores defensivas, que los delanteros empiecen a trabajar desde que pierden el balón para recuperarlo lo antes posible y que, si es necesario, los de arriba bajen y colaboren con el resto del equipo para cortar la sangría de goles recibidos.

También está buscando Anquela el sistema adecuado y la mejor forma de defender. El entrenador no desveló si mañana (12 horas) ante el Lugo jugará con una defensa de cuatro o de cinco. Si lo hace con cinco, una de las grandes cuestiones que deberá resolver es qué tres centrales escoge. Casi descartado Verdés, Anquela tendrá que decidir entre Nahuel Valentini, Christian Fernández, Juan Forlín y Carlos Hernández.