Al término del choque ante el Lugo, aún saboreando una victoria con efectos efervescentes en la moral del grupo, Anquela dejó una reflexión en el aire. El técnico explicó que al equipo le había consumido el miedo en la primera mitad y que en la segunda, con todo aparentemente perdido, sus chicos se echaron hacia adelante. La situación desesperada les hizo perder el miedo. Preguntado sobre la influencia del sistema en la reacción, Anquela recordó que ya en el minuto 15 había ordenado la nueva formación. Y durante media hora el Lugo había seguido sometiendo a los azules. Pero al factor psicológico le acompañó en la segunda mitad algunos ajustes que permitieron ver el mejor Oviedo de los últimos tiempos. Al cuerpo técnico se le plantea ahora la duda de si darle continuidad al 5-4-1 que pareció encajar durante 45 minutos para derrotar al líder en el Tartiere.

La primera prueba acabó con el fin perseguido, la victoria como objetivo, aunque el camino para lograrlo quizás no fue el diseñado por Anquela. El 5-4-1 supone, en primer lugar, refuerzo para la zona defensiva. El entrenador se agarró al cambio con la idea de que Juan Carlos viviera más tranquilo, aunque los desajustes defensivos se mantuvieron en el segundo acto. La presencia de un central más, Forlín siempre al quite, permitió apagar algún amago de incendio.

El sistema triunfó porque los carrileros lo hicieron. Mossa y Johannesson se convirtieron tras el descanso en protagonistas del choque. Los dos ampliaron su radio de acción, dieron unos pasos hacia adelante y lograron que los azules ganaran en profundidad. El nuevo dibujo potencia su estilo, alegre y ofensivo. También permite, de paso, que los extremos vivan con mayor libertad. Con los dos carriles ocupados por los laterales, Ñíguez y Berjón tuvieron potestad para centrar su posición y frecuentar el área. Se vio en el tercer tanto: Mossa prolonga y Ñíguez rompe al espacio.

El sistema, como cualquiera, también tiene sus riesgos. La espalda de los carrileros se convierte en zona de peligro. Los centrales deben estar atentos a sus subidas para compensar la zaga. Herrera tuvo el 0-2 en una ligera descompensación: Subió Mossa y Christian perdió el sprint. El poste evitó el desastre. Otro problema llega con el perfil de la plantilla azul. Johannesson y Mossa casan perfectamente con el puesto habilitado en los carriles, pero ¿qué pasará en ausencia de alguno de ellos? Es lo que sucederá el domingo en Tarragona, con Johannesson citado con Islandia. En la derecha, Cotugno parece cumplir un perfil más defensivo. En la izquierda, Varela puede encajar, aunque aún no se ha estrenado este año.

Otro problema añadido llega en el centro del campo. En ocasiones, Folch y Mariga se vieron desbordados ante una medular, la del Lugo, superior en número. Los extremos están obligados a ayudar cuando toca defender.

El 5-4-1 es el cuarto sistema empleado por Anquela desde que la competición echara a andar. Antes. el jienense puso un liza el 4-4-2 (con poder ofensivo pero con posibilidades de que el equipo se rompa), el 4-2-3-1 (el sistema diseñado para Fabbrini) y el 4-3-3 (que favorece la presencia de pivotes). Esta semana a Anquela le toca revisar sus apuntes: el sistema puede marcar la tendencia azul.