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La cantera azul | Alberto Martínez | Coordinador de los preparadores físicos de las categorías inferiores

"Los chavales tienen que acostumbrarse a sufrir"

"Para nosotros es importante que una parte del trabajo físico se haga sin balón"

Alberto Martínez. JULIÁN RUS

El Oviedo quiere dar un golpe de timón en su cantera, modificar algunas de las cosas que se venían haciendo. En una de las parcelas en las que se están intentando cosas diferentes es en la preparación física, y para que se lleven a cabo el club ha decidido contar con Alberto Martínez. Este ovetense de 32 años es el coordinador de los preparadores físicos de la cantera azul y también el encargado directo de poner en forma a los jugadores del filial.

La juventud puede engañar en el caso de este licenciado en INEF, porque si algo le sobra a Alberto Martínez es experiencia y preparación. Ha trabajado en el fútbol español en clubes como el Melilla o el Avilés, entre otros, y fuera ha afrontado situaciones tan extremas como la que vivió en la liga de Irak, de donde tuvo que salir "a la carrera". Ahora le ha surgido la oportunidad de trabajar en su ciudad, cerca de los suyos y con el equipo del que es socio desde hace 25 años.

"Lo que estamos haciendo es formar a los futbolistas pensando como si todos fueran a llegar al primer equipo para que adquieran hábitos de futbolista profesional", explica Martínez. De lo que se trata es de cuidar detalles tan concretos como "la alimentación, la prevención de lesiones, el trabajo previo al entrenamiento, el posterior o medirles la grasa corporal". Esto último lo hacen desde cadetes: "A los cadetes se lo hacemos para que se acostumbren, como conocimiento, sin meterles presión, y cuando llegan a juveniles de Liga Nacional y División de Honor sí que les exigimos ciertos niveles. A partir de juveniles la exigencia sube porque están a un paso del filial o incluso de hacer una pretemporada con el primer equipo", aclara.

Otro de los objetivos que se han marcado es que los chavales que pasen por la cantera del Oviedo "se acostumbren a sufrir". "Nosotros les vamos a exigir trabajo, tanto yo, como Roberto (Suárez), como Eduardo (Rergis) estamos de acuerdo en que tienen que acostumbrarse a sufrir", insiste. El objetivo de Alberto Martínez es que estén "siempre preparados". "Que si Anquela llama un día a un jugador de la cantera esté al nivel físico de los demás, que no llame la atención por eso, que no sea el físico el problema", dice.

Una forma de ver la preparación física casi contracultural en un fútbol en el que cada vez son más los que apuestan por integrar completamente el físico con el entrenamiento con balón, es algo que no comparte Alberto Martínez: "No compartimos que haya que hacer todo el trabajo físico con balón, es importante hacer una parte sin balón. Todo el mundo ha de estar preparado".

Eso no quiere decir que no esté todo perfectamente coordinado con los entrenadores. En su caso, Alberto Martínez explica que las reuniones con Javi Rozada, entrenador del Oviedo B, son muy habituales: "Con Rozada, por ejemplo, me reúno todos los lunes para decidir el trabajo que vamos a hacer durante la semana". Por lo que ha conocido en el tiempo que lleva trabajando con el equipo filial, el preparador físico explica que las sensaciones están siendo muy positivas: "Javi Rozada es un entrenador muy exigente y las cosas están funcionando". Al margen del trabajo con el filial, Alberto Martínez tiene que coordinarse con los otros seis preparadores físicos que hay en la cantera azul. Además, trabaja también codo con codo con Iván Casquero, que lleva el trabajo de readaptación, dos campos muy cercanos. Volver a casa y emprender este nuevo proyecto está siendo para Alberto Martínez un reto diferente a los que ha enfrentado antes: "Estuve cerca de marchar otra vez a Tailandia pero me llamaron del Oviedo, del que soy socio desde hace 25 años, que además es un club muy apetecible porque va a ir para arriba seguro y consideré que era una gran oportunidad". Además de la carrera de INEF, este preparador físico tiene un máster en fútbol y otro en nutrición y dietética.

De su etapa en Irak, que duró dos meses, no se arrepiente, aunque reconoce que fue difícil: "Tuvimos que marcharnos a la carrera porque la situación estaba complicada". En cambio, en Tailandia las cosas fueron muy diferentes y dispuso de tantos medios como puede tener ahora en España: "La experiencia en Irak me abrió las puertas de Tailandia. No hay color entre una cosa y otra. Trabajar en Tailandia es como hacerlo en cualquier equipo de la Primera División de España".

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