Anquela optó por dar continuidad al esquema que utilizó de inicio ante el Lugo, con cuatro defensas y Forlín por delante de ellos. La ausencia de Diegui Johannesson, convocado por Islandia, fue suplida por Cotugno, mientras que el resto del once fue el mismo que jugó ante los gallegos. En el Nàstic, la principal novedad fue la ausencia del lateral georgiano Kakabadze, ya que el macedonio Dimitrievski regresó a tiempo y estuvo en la portería de un equipo local que también contó de inicio con el nigeriano Uche.

En la primera mitad, salvo los primeros minutos, en los que los azules cometieron algunos desajustes defensivos, el Oviedo fue superior al Nàstic y además tuvo mayor presencia ofensiva. Sin embargo, se marchó al descanso con desventaja en el marcador. La diferencia estuvo en el acierto desde el punto de penalti. Mientras que Saúl Berjón falló su lanzamiento, que envió por encima de la portería de Dimitrievski, en el minuto 20, por un derribo de Gaztañaga sobre Carlos Hernández, Manu Barreiro convirtió el suyo en gol, en el minuto 39, después de la acción de Mossa sobre Uche. Fue el único lanzamiento entre los tres palos de los locales en la primera mitad, pero fue suficiente para poner contra las cuerdas a un Oviedo que hasta entonces había realizado un buen trabajo defensivo, sin apenas concesiones. Prueba de ello es que un lanzamiento de falta de Tejera que se marchó fuera y otro de Manu Barreiro, desviado, fueron su único balance ofensivo.

El Oviedo comenzó a crecer desde atrás y logró meter el miedo en el cuerpo al rival en varias acciones, casi todas ellas por la banda izquierda, en la que Aarón Ñíguez y Saúl Berjón e incluso en varias incorporaciones Mossa llevaron el peligro. Los azules gozaron de su mejor ocasión en un disparo de Linares que detuvo bien Dimitrievski en el tramo inicial y después con dos remates de Folch, el segundo de ellos de cabeza, que salieron desviados. Llegaban los azules con bastante facilidad a la zona de definición, pero les faltaba acierto en el último pase para generar claras ocasiones ante un Nàstic que sacó provecho de la única que tuvo.

En la segunda mitad, el Oviedo optó por retrasar la posición de Forlín, pasando a jugar con tres centrales, con los dos laterales, Mossa y Cotugno, muy adelantados. Con este esquema, los azules salieron desde el inicio dispuestos a llevar la iniciativa ante un rival que dejó claras sus intenciones, mantener su ventaja sin correr ningún riesgo y buscar las contras para hacer daño.

Tras varias ocasiones, la mayoría con Linares como protagonista, llegó el empate. Un córner que sacó en corto el Oviedo y que Ñíguez centró al corazón del área. Carlos Hernández cabeceó a la red. El tanto premiaba a los azules y les daba aire.

No importó la expulsión de Carlos Hernández en el minuto 89. La última internada de Mossa dio con el lateral en el suelo. El árbitro señaló penalti y Aarón Ñíguez, tras resbalarse en la ejecución, logró anotar. Fue un justo premio para un buen Oviedo. Y su primera victoria fuera de casa.