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La alternativa está en casa

La rémora del fallo de Juan Carlos pesó como el plomo en Valladolid

La alternativa está en casa

Al Oviedo le cuesta entrar en los partidos, es un hecho. Esa torrija le está costando ya dejarse algunos puntos por el camino o tener que esforzarse al máximo para tratar de remontar. Ahora que ya sabe como hacerlo. Bueno, ayer no. Porque en Valladolid se volvió a las andadas. A ser un equipo que navega sin un rumbo fijo por la mitad de la tabla de la Segunda División.

Las primeras partes del equipo, salvo honrosas excepciones (véase el partido contra el Zaragoza, por ejemplo), suelen ser, por ser bastante suave, muy tibias. Apenas se tira a puerta y casi ni se generan ocasiones. Casi no hay juego y el poco que hay se basa en pelotazos a la espera de que alguno de los de arriba tenga un día inspirado o haga alguna genialidad. Pero eso pasa pocas veces.

La cosa es que el Oviedo intenta inculcar ese antifutbol al contrario. Como si quisiera que en las primeras partes no pasara demasiado, sabiendo que es a partir del minuto 75 cuando la mayoría de los partidos se deciden.

Y si a esa indecisión a la hora de entrar en los partidos se añade un grosero error del jugador que más seguridad debería de transmitir al equipo. Otro más, por cierto. Todo se pone cuesta arriba.

A todo esto hay que añadir otro problema, que cualquier baja en el que podría ser el "once tipo" es como una losa. Falta fondo de armario. Faltan alternativas y personal que pueda cambiar el resultado de un partido. Bueno. Las hay. Como Steven. Pero están en El Requexón.

Ni la anarquía táctica de Diegui, ni los diez minutos de fútbol de Mariga, tras ochenta dosificándose, dieron para sacar algo productivo en Valladolid. La rémora del fallo de Juan Carlos pesó como el plomo y fue imposible de levantar. Si a todo esto se suma que Berjón y Aarón, los "buenos", tampoco tuvieron su día pasa lo que pasa. Menos mal que estaba Steven para poner un poco de luz. Ojalá lo podamos ver más y no siga condenado al ostracismo.

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