Valladolid es un desplazamiento especial para la afición del Oviedo. La distancia geográfica entre ambas ciudades (256 kilómetros) ayuda al viaje. Poco más de dos horas y media en coche suponen un cómodo desplazamiento a lo que se añade la buena sintonía entre ambas aficiones. Todo ello propicia que los encuentros entre ambos equipos discurran siempre presididos por la armonía y el buen ambiente.

El viaje a Pucela es uno de los más esperados por los oviedistas. El regreso del equipo azul a Segunda División hace tres temporadas propició el reencuentro entre dos aficiones amigas 14 años después. A pesar de que el encuentro se jugó en jornada matinal, fueron 2.500 oviedistas los que se plantaron en las gradas del Nuevo Zorrilla y además con final feliz porque, tras un encuentro vibrante y con alternativas en el marcador, el Oviedo consiguió llevarse la victoria por 2-3.

La pasada temporada el horario del encuentro, en la primera jornada de Liga, un domingo a las diez y media de la noche, y en pleno mes de agosto, hizo que la presencia de aficionados azules en Zorrilla fuese prácticamente testimonial.Ayer, en cambio El Nuevo Zorrilla hizo de Tartiere, ya que fueron más de 2.000 los seguidores oviedistas presentes en las gradas. Su presencia se hizo notar en la capital pucelana desde las últimas horas de la mañana -los autobuses de la APARO (Asociación de Peñas Azules del Real Oviedo), habían salido a las ocho de la mañana del aparcamiento del Carlos Tartiere- y al mediodía comenzaron los actos de hermanamiento entre ambas aficiones en varios puntos de la ciudad, especialmente en la plaza Mayor, y las calles Barbecho y Correo, acompañados de varios menús gastronómicos elaborados para la ocasión.

Los aficionados azules desplazados en 28 autobuses y coches particulares tiñeron la ciudad de azul y poco después de las 16.30 horas iniciaron el recorrido hacia el estadio para finalizar en las gradas del Nuevo Zorrilla. El Valladolid había mandado 1.700 entradas a Oviedo, que se agotaron en los tres días de venta, pero la cifra fue superada con creces. Los más de 2.000 aficionados llegados desde diferentes puntos de Asturias -y de otras provincias, entre ellas y de forma mayoritaria desde Madrid- volvieron a dar otra lección de oviedismo por las calles de la ciudad pucelana. En esa parcela, el Oviedo hace tiempo que tiene pocos rivales y ayer volvió a quedar patente en Valladolid con otra extraordinaria lección de oviedismo de su hinchada.