El Oviedo ha sabido reaccionar cuando parecía que todo se venía abajo. El equipo azul estaba inmerso en una situación complicada, por los resultados y por algunas de sus actuaciones. Anquela tuvo que llegar a reconocer su preocupación por lo que estaba viendo sobre el terreno de juego, por la falta de actividad defensiva que veía en los suyos y por la incapacidad para competir de su equipo.

Las cosas empezaron a cambiar en la victoria ante el Lugo. El conjunto azul venció 3-2 a un equipo que llegaba como líder al Tartiere. Es cierto que ese día el Oviedo reincidió en varios de los errores que venía cometiendo: volvió a recibir dos goles y a ponerse con el marcador en contra muy rápido (0-1 a los 11 minutos). Pero le echó casta para darle la vuelta al partido y sus jugadores de ataque, Saúl Berjón, Aarón Ñíguez y Linares, respondieron para evitar una derrota que les hubiera hecho mucho daño.

Supieron los azules darle continuidad a esa victoria y sumar su primer triunfo de la temporada a domicilio. De nuevo tuvieron que remontar para imponerse 1-2 al Nástic, en Tarragona. Lo que no consiguieron fue sumar tres victorias consecutivas. En Valladolid cayeron con claridad y aparecieron de nuevo los fantasmas cuando daba la sensación de que el equipo había encontrado el rumbo. De nuevo tres goles recibidos y otra vez una sensación de equipo poco competitivo.

Pero esta vez el Oviedo no se dejó llevar por la melancolía y dio un puñetazo encima de la mesa en el Tartiere, el lugar donde se siente más cómodo. Lo hizo de nuevo ante uno de los rivales que mejor imagen está ofreciendo en este primer tramo de Liga, el Numancia, y esta vez con autoridad. Fueron capaces de ponerse por delante en el marcador y reaccionar bien cuando les empataron. Esta victoria es la tercera en las cuatro últimas jornadas, siendo el Oviedo el tercer mejor equipo en este tramo, con los mismos nueve puntos que el Huesca, que le superaría por tener mejor diferencia de goles. Un periodo en el que solo ha sacado más puntos el Cádiz, que ha ganado los cuatro encuentros.

Esta buena racha debe servir al Oviedo para ganar confianza. Los azules parecen haber encontrado cierto equilibrio con la defensa de cinco, con dos carrileros que hacen mucho daño y tres centrales que se van poco a poco adaptando a jugar juntos: Carlos Hernández, Forlín y Christian Fernández. Si el conjunto azul es capaz de convertirse en un equipo sólido en defensa, algo que aún no ha conseguido, es un claro aspirante a estar en la zona noble de la clasificación.

Y es que en ataque el equipo de Anquela está demostrando que va sobrado de pólvora. Con 26 tantos, el Oviedo es el tercero que más goles lleva de Segunda, solo superado por Valladolid (29) y Granada (26). Una media de 1.5 goles por partido. Un acierto que ha mantenido después de perder a su máximo artillero, Toché. Y es que Linares ha cogido el testigo de manera sobresaliente y suma tres goles en las cuatro últimas jornadas. Pero otros como Saúl Berjón o Aarón Ñíguez contribuyen en ese apartado. Y si no son ellos aparece un defensa como Carlos Hernández para marcar. Un Oviedo al que solo le falta echar el cerrojo a su portería para seguir una escalada que les puede llevar a conquistar las más deseada de las cumbres.