Jugó en el Oviedo ocho temporadas y marcó 133 goles con la camiseta azul, 94 de ellos en Primera. Carlos, la referencia ofensiva del Oviedo en los noventa, rememora su tantos y analiza el momento actual del club.

- ¿Qué supone para usted estar entre los máximos goleadores de la historia del Oviedo?

-No deja de ser una es un anécdota más, pero para un futbolista es importante que se le recuerde una vez finalizada su carrera y después de haber cumplido.

- ¿Con qué gol se queda?

-El de Mallorca fue importantísimo e histórico porque supuso un ascenso a Primera después de muchos años. He marcado muchos bonitos, pero al final siempre buscaba que el siguiente fuese mejor que el anterior. Marqué goles perdiendo y feos que sirvieron para ganar. Todos eran importantes. Pero me hubiera gustado marcar uno que hubiera supuesto un título de Liga o Copa para el Oviedo.

- ¿Cuál es su descripción del delantero ideal?

-La figura del delantero ha cambiado mucho. Antes se pedía que fuese bien de cabeza, que rematase y marcase. Ahora además debe ser el eje principal del equipo, oprimir y aguantar cuando se envíe un balonazo.

- Linares está a dos goles de llegar a los cincuenta, ¿qué destaca de su figura?

-Es un goleador que se ha caracterizado siempre por su sacrificio. Tuvo críticas en algunos momentos porque no marcaba goles, pero ahora juega con tranquilidad y confianza y está logrando goles de nuevo. Siempre lo da todo. Puede estar más o menos afortunado, pero es un luchador que muere en el área.

- ¿Cómo ve al Oviedo esta temporada?

-Como la mayoría de equipos de Segunda. No hay nadie superior y la distancia de la zona alta y la baja es muy pequeña. El Oviedo tiene que mirar al Lorca, no desengancharse, y luchar jornada a jornada para llegar al último mes y medio bien colocado.

- Anquela se encuentra cómodo ahora jugando con una defensa de cinco hombres. ¿Le favorece este sistema a un delantero o le gusta jugar más con más acompañantes arriba?

-A mí me da igual jugar solo arriba o con otro. Anquela está siendo un técnico que adapta al equipo a las circunstancias de cada momento y trabaja para que haya un rendimiento óptimo, y si ahora le sale así bien, pues bienvenido sea. Pero hay que tener tranquilidad y confianza, que en Oviedo pasamos del optimismo al pesimismo muy rápido.