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Viti, el portero del Oviedo que se hizo ganadero

El exguardameta, que militó en el equipo azul entre 1978 y 1994, se dedica ahora a cuidar de sus 50 vacas para producir leche ecológica

Las vacas llegaron antes que el fútbol. Siempre las tuvo cerca. Su padre, ya fallecido, se encargaba de ellas y después le tocó a él. Viti ya lo hacía cuando era el portero del Oviedo, pero ahora se lo ha tomado más en serio. En unos meses sacará su primera producción de leche ecológica de las vacas que mantiene en los terrenos que posee en Pruvia (Llanera).

Para ello ha tenido que dejar pasar un año y medio sin sacar leche y garantizar que las tierras donde pastan sus vacas no tienen ningún tipo de pesticidas, evitar los abonos nitrogenados y alimentar a sus alrededor de 50 cabezas de ganado con pienso ecológico. "Es mucho más caro, sobre todo el pienso, en los forrajes no hay tanta diferencia", explica Viti, antes portero, ahora ganadero.

Este exjugador azul, que estuvo en el Oviedo entre 1987 y 1994, decidió echarse a un lado en 2010 y dejar el fútbol por completo. Hasta entonces había estado ligado a él primero como jugador y después como entrenador. "Entrené a equipos de juveniles y después, cuando el Oviedo bajó a Segunda con Antic y cogió el equipo Quique Marigil, me puse con él de entrenador de porteros. Estuve en el Oviedo hasta 2010 y ahí puse fin a mi etapa futbolística, estaba un poco desilusionado; el club, desde que tocó fondo en 2003 siempre tenía muchas expectativas de volver al fútbol profesional y no se cumplían. Tomé la decisión de dejar completamente el fútbol", añade.

El que dejaba el fútbol no era un cualquiera en la historia del Oviedo. En el conjunto azul estuvo 16 temporadas en activo. Empezó con el equipo en Segunda B, subió esa temporada 1978-79 a Segunda, después en la 1987-88 a Primera y en la década de los 90 fue uno de los protagonistas del equipo que clasificó al equipo para disputar la UEFA. Un portero muy completo, seguro, que iba bien por arriba, y al que le tocó casi toda su carrera disputarse el puesto con Sabino Zubeldia, otro histórico del club azul.

"Como futbolista solo viví ascensos, no tuve la mala leche de bajar, que debe ser muy duro", explica este hombre tranquilo, que reconoce que si se ha decantado por la ganadería es porque le agrada: "Si no me gustara no estaría haciéndolo. Pero una cosa es que te guste y otra cosa es ser un poco masoquista. Esto es muy sacrificado y da muchos quebraderos de cabeza". Lo que sí reconoce es que en este mundo los problemas se quedan en casa: "Eres un poco más anónimo".

Ahora reconoce que hasta le falta tiempo para ir al Tartiere. "Estuve yendo al campo hasta hace dos años, pero ahora tengo que dar descanso al personal los fines de semana y no suelo ir". Sí que asegura que los partidos los ve todos por la televisión.

Él sabe bien lo que es jugar en Segunda con el Oviedo porque la mayor parte de su larga carrera la pasó en esa categoría. "La época en la que yo empecé no fue muy buena. El Oviedo siempre sale en Segunda con las máximas aspiraciones y nosotros estábamos por debajo de lo que la gente esperaba. En las pretemporadas lo hacíamos muy bien, ganábamos hasta a equipos de Primera, pero en la competición oficial fallábamos", rememora. El cambio llegó con el ascenso a Primera, que sigue siendo el último que ha conseguido el Oviedo. "Fue un momento clave, logramos un ascenso que no pensábamos y a partir de ahí cambió todo. La Primera División es otra historia. Estuve muchos años en Segunda y después en Primera y no tiene nada que ver", cuenta.

Pero ahora todo eso acabó. Lo importante es poder sacar leche ecológica, que hay poca y tiene mucha demanda: "Ahora hay bastante demanda, con una ganadería intensiva, de 200 o 300 vacas es inviable. Tienes que tener mucho terreno, no puedes tener a las vacas estabuladas. Las mías salen todo el año a pastar fuera, salvo que el tiempo esté muy malo están sueltas". Y él pendiente de ellas.

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