El Oviedo se ha enganchado a la zona alta. Con los últimos 15 puntos de 18 en juego conseguidos por los azules, hacen que el equipo de Anquela supere el primer corte que se produce en la tabla con los siete primeros clasificados y con 4 puntos de ventaja sobre el resto.

Si el partido ya era muy complicado a priori por enfrentarse al recién descendido Osasuna, el desarrollo del encuentro quedó completamente mediatizado por el estado del césped del Carlos Tartiere.

La labor ingente de los operarios en la previa, desalojando agua durante más de una hora, hizo posible la disputa de un duelo que en algunos momentos pareció estar a punto de suspenderse. La voluntad de ambos equipos por jugar hizo más fácil la decisión arbitral.

Anquela siguió dando continuidad al once habitual que parece tener todos los mecanismos ya engranados y con resultado en prácticamente cualquier situación como la complicadísima vivida hoy en el Tartiere.

El Real Oviedo comenzó bien. Con las ideas muy claras, los azules colgaban todas las faltas que se producían al área rival con la subida de todos los hombres altos al remate.

Nada más iniciarse el partido en una de esas acciones, el colegiado pudo pitar penalti al caer derribado Linares en el área. En la continuación de la jugada Sergio Herrera se llevó por delante a Folch en una acción algo más dudosa. Sea por una u otra acción, el árbitro señaló penalti que fue malogrado por Rocha al enviar su disparo fuera.

El equipo local no aflojó y poco después Linares se internó en el área, centró desde línea de fondo y Johannesson, llegando desde atrás, remató con la cabeza ajustando la pelota al palo.

El terreno de juego estaba casi impracticable. El balón volaba por el cielo ovetense pero siempre con una cierta superioridad local ya que los Anquela parecían muy cómodos en el Tartiere.

Una figura clave en el partido fue Yeboah. El jugador africano pareció no darse cuenta de los charcos ni del barro y jugó como si el césped estuviera en perfectas condiciones, conduciendo, regateando y volviendo locos a los defensas navarros y desahogando el juego del Oviedo al mantener la posesión de la pelota.

En la segunda mitad Osasuna apretó pero sin una convicción excesiva. Sin remates entre los tres palos en todo el partido, solo al comienzo de la segunda parte pudo marcar en un remate de cabeza de Unai García y en un remate de Torró que desvió un defensor.

A pesar de la presión osasunista, Alfonso Herrero no tuvo que intervenir en ninguna ocasión durante el encuentro. Todos los intentos navarros fueron despejados por una excepcional línea defensiva comandad por Forlín, Carlos Hdez. y Christian Fdez.

Triunfo de los que gustan a la afición del Real Oviedo. Apelando a los valores de su himno, los azules se llevaron merecidamente un muy complicado partido en comunión total con la grada que no cejó de animar durante los noventa minutos.

Los de Anquela buscarán continuar con su racha el próximo domingo frente al filial del Sevilla en la Ciudad Deportiva del club a las 12:00h.