Quizá para no transmitir la euforia que no quiere que se desate, Juan Antonio Anquela apareció ayer por la sala de prensa tras la victoria ante el Sevilla Atlético con inesperado gesto serio y pocas ganas de extenderse en las respuestas. Había que dar ejemplo con el mensaje de cautela en el que insiste. El técnico del Oviedo, eso sí, se reconoció "contento" y "orgulloso" y elogió el trabajo del equipo, pero restó trascendencia a la nueva zona de privilegio de los azules. "Me trae sin cuidado estar en el play-off", dijo, "hace muy poco estábamos en Valladolid con caras largas y la euforia no tiene cabida porque hay que ir día a día". "No hay que echar las campanas al vuelo", insistió, y trazó su línea de ruta peculiar: "Ahora nuestros números (la puntuación en la tabla) empiezan por tres (32 puntos) y hay seguir creyendo para que empiecen por otro dígito".

El jienense aplaudió el esfuerzo colectivo del equipo. "Supimos sufrir y tuvimos la fortuna necesaria para ganar el partido. El equipo se dejó el alma, se fajó y la gente trabajó y compitió. Hoy (por ayer) tocaba sufrir, como siempre. Y cuando no se juega bien hay que saber sufrir", señaló el andaluz, de vuelta a su tierra. "Estoy muy orgulloso", remachó.

Cuestionado sobre el rendimiento de Alfonso y su parada en el penalti, Anquela no personalizó: "Tengo dos porteros y para mí son muy buenos. Juan Carlos al pobre le ha tocado la flecha negra. Tomamos una decisión y nada más. Los dos son buenos y están capacitados para jugar". Sobre la jugada de la roja a Yeboah, fue tajante y enigmático: "No la vi (la jugada). Me supongo lo que pasó. El que está aquí todos los días sabe lo que ha pasado", concluyó.