La amenaza era evidente. Después de haber despuntado en las categorías inferiores de la fábrica de talentos más competitiva del país, la cantera del Madrid, y de haber frecuentado las distintas selecciones nacionales del fútbol base, Alfonso Herrero podría quedarse a las puertas el fútbol profesional. Sucedió el pasado verano. El meta acababa contrato con el Madrid, tras haber jugado las últimas campañas con el Castilla, y varias propuestas llegaron a sus oídos. Eligió el camino menos directo, un rodeo que podía llevarle al destino deseado. Escogió el Vetusta, en Tercera División. Un paso atrás para coger impulso, debió de pensar. Apenas quince meses después, Alfonso sonríe. Se ha hecho un hueco en la meta titular del Oviedo y en el fútbol profesional gracias a su jugada.

"En su momento estudié ofertas, tenía varias sobre la mesa, y decidí venir aquí. Reconozco que fue una apuesta arriesgada, no era sencillo elegir jugar en Tercera porque venía del Castilla, en Segunda B. Pero se ha visto que fue una decisión acertada", analiza ahora el toledano. "La gente que tenía a mi alrededor me ayudó a tomar la decisión. Vi que era la mejor opción y, además, me ayudó el hecho de que Hierro también viniera al Oviedo", añade.

El plan echaba a andar desde abajo. Alfonso debería batirse en Tercera cada fin de semana aunque el día a día lo hacía como uno más en el primer equipo, completando los entrenamientos con Juan Carlos y Esteban. Un año después sería jugador de la primera plantilla de pleno derecho. Ahí es donde el panorama se aclaraba y había que estar atento. "Desde que jugaba con el filial sabía que podía llegar una oportunidad como esta así que me he preparado a conciencia para ello. He entrenado siempre a buen nivel y ahora me toca aprovechar el momento. Espero que todo siga así, para mí y para el equipo".

Tras cuatro encuentros disputados, el saldo impresiona. El Oviedo solo ha recibido un tanto en esos 360 minutos. Aunque lo que más orgullo le causa al meta es el rendimiento colectivo: 12 puntos conquistados. "Es fruto del trabajo. Sabemos lo que buscamos y a lo que queremos jugar. Se ha visto claramente en los últimos cuatro partidos: vamos todos a una", analiza el guardameta, que entiende el momento de euforia: "Es normal que la gente se ilusione, nosotros también lo hacemos pero debemos tener cabeza. Es el momento de mantener la tranquilidad".

En su completa actuación del domingo, hay una acción que sobresalió por encima del resto. A diez minutos del final, el colegiado señaló penalti en una acción de Christian Fernández. Curro disparó con la zurda para igualar el encuentro pero se encontró con ágil figura de Alfonso.

Para los oviedistas, una novedad. Para los que siguen su carrera, no tanto. "No es una faceta, la de parar penaltis, que se me diera mal pero tampoco creo que haya destacado especialmente en ello. Salvo en la temporada con el Madrid C, en el que paré la mitad: me lanzaron 10 y detuve 5", explica el guardameta antes de revelar su fórmula: "Parar un penalti lleva mucho trabajo detrás. Antes de cada partido, como siempre, los porteros repasamos con Segura (entrenador de porteros) los penaltis de los rivales. Hacemos un estudio. Lo hicimos con Curro y efectivamente la pelota fue donde 'Segu' me dijo que podía ir".