Ningún equipo iguala el mes perfecto del Oviedo. Los azules han firmado cinco victorias en menos de un mes. Una racha que les han permitido irse de vacaciones de Navidad en tercera posición, a tan solo un punto de los puestos de ascenso directo. Un mes en el que el Oviedo ha completado unos registros inmaculados, con diez goles a favor y tan solo uno en contra. Es difícil encontrarle una sola mancha al Oviedo en una etapa que le se ha metido de lleno entre los aspirantes a pelear por todo este año.

Otros equipos también han protagonizado un sprint final antes de Navidad que les ha servido para meterse entre los primeros clasificados, pero ninguno ha logrado ese final perfecto. Está claro que el Cádiz es también un equipo en estado de gracia. Los gaditanos llevan nueve jornadas sin perder, en las que tan solo han concedido dos empates. Pero es que además el equipo de Álvaro Cervera llegó a la última jornada antes del descanso navideño tras haber sumado siete victorias consecutivas. El empate a 1 gol en el campo del Tenerife les impidió sumar la octava, algo que convirtió al Oviedo en el mejor equipo del último mes de competición.

Pero también es cierto que el Oviedo, más allá de estos cinco últimos partidos que ha ganado, experimentó un cambio que viene de más atrás. Es el mejor equipo de las diez últimas jornadas. En ese periodo, los azules han sumado ocho victorias y dos derrotas, logrando un botín de 24 puntos que nadie iguala. Los que más se le acercan son el actual líder de Segunda, el Huesca, que ha sumado 23 puntos, y el Cádiz, segundo, con los mismos puntos que los aragoneses.

El repóquer que ha firmado el Oviedo en esta recta final puede verse así como una consecuencia de un cambio que ya se venía gestando con anterioridad y que tan solo se vio interrumpido por los tropiezos ante Alcorcón (2-0) y Valladolid (3-1). La consolidación del sistema de cinco defensas, la aparición del mejor Forlín, el estado de forma de jugadores como Diegui Johannesson o Mossa, el oficio y la solidez en el centro del campo de Folch, la aportación de un Rocha que está superando las expectativas, la eterna juventud de Linares, la irrupción de Alfonso Herrero en la portería, la aportación de Christian Fernández y Carlos Hernández y el talento ofensivo de jugadores como Yeboah, Aarón Ñíguez o Saúl Berjón han terminado de encajar para hacer que la tormenta sea perfecta en esta recta final del año.

Todas esas piezas ha sabido ensamblarlas con maestría un Anquela que supo aguantar el tirón en los malos momentos, cuando el equipo no competía como él quería. La insistencia en una idea y la capacidad para que los jugadores le siguieran aún cuando los resultados no llegaban han sido decisivas para que al final el Oviedo se haya convertido en ese equipo que recibe pocos goles y que no necesita tener el balón para crear peligro.

Este Oviedo se parece ya a lo que quiere su entrenador. La racha con la que han acabado 2017 acabará algún día, pero el camino ya se ha trazado. El conjunto azul está donde quería y ahora solo falta mantener la mecha encendida hasta el último momento.