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Saúl Berjón | Futbolista del Oviedo, cumple hoy un año como jugador de la primera plantilla azul

"Vine para subir al Oviedo a Primera División y no pararé hasta conseguirlo"

"Nadie en mi carrera me ha dado tanta confianza como Anquela, es un enorme acierto que esté aquí"

Saúl Berjón posa en El Requexón. JULIÁN RUS

- Hoy, Día de los Inocentes, hace un año exacto que se convirtió en jugador del Oviedo.

-¡Cómo pasa el tiempo! (Ríe). Aquel día se hizo realidad uno de mis sueños.

- ¿Se imaginaba que jugar en el primer equipo fuera así?

-Es una plaza con muchísima presión, eso ya lo sabía. La afición es muy exigente, pero si tu le das te anima más que ninguna. Aquí hay que ser muy fuerte mentalmente para jugar y para tirar hacia adelante. Parece broma, pero no lo es. ¿Cuántos buenos jugadores no dieron el nivel?

Si a algo está acostumbrado Saúl Berjón (Oviedo, 1986) es precisamente a tirar hacia adelante. Creció futbolísticamente tirando hacia adelante, de Tercera a Primera pasando por todas las categorías. Superó su difícil estancia en México con solitarios entrenamientos y aguantó como pudo el runrún la temporada pasada, cuando después de una excelente puesta en escena en su debut en casa frente al Elche le pasó factura su falta de rodaje y tardó en arrancar. Entonces, cabizbajo como estaba aquel equipo de Hierro, hubo quien vio en el futbolista ovetense otra fallida apuesta más. Se equivocó.

Hoy, un año después, Berjón es el líder natural de este Oviedo al alza. Lleva cinco goles, seis asistencias y es el único jugador de la plantilla, junto a Folch, que ha sido titular en los 20 partidos de Liga. Saúl es un tipo de casa, un aficionado del Oviedo que juega en el Oviedo, que piensa en azul y siente en azul. Un chaval sin extravagancias, muy familiar, que no necesita ni retransmitir su vida por las redes sociales ni otras modernidades de futbolistas de élite para ser feliz: le basta con salir a tomar algo con los amigos de siempre, ir a ver a su madre al bar o jugar una partida de play-station. Saúl brinda con LA NUEVA ESPAÑA para celebrar su aniversario de azul en una conversación en la transmite su apabullante naturalidad con respuestas no muy extensas y directas. Cortitas y al pie, como le gustan a él.

- ¿Por qué brinda?

-Porque éste sea el año. Porque siga todo viendo en popa, como ahora. Y que consigamos estar arriba al final.

- Del 1 al 10, ¿qué nota le pone al Oviedo en este 2017?

-Un 7.

- ¿Y en esta temporada?

-Un 8 y subiendo.

- ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de este año?

-Lo mejor, sin duda, es este final de año. El equipo está en una muy buena dinámica y hay que intentar alargarla lo máximo. Lo peor, el año pasado, cuando nos quedamos fuera de play-off.

Aquéllo fue un fracaso.

-No acabamos bien y lo pagamos. Fue duro.

- ¿Qué aprendieron?

-Que hay que estar siempre enchufados. Que si no llegas al final bien te quedas fuera. Por eso ahora, más que nunca, hay que tener los pies en el suelo. Todos. Dentro y fuera. Estamos en el buen camino, eso es innegable. Pero queda la mitad.

- Este año el cambio es perceptible desde el principio. Incluso en la época floja, hace dos meses, se veían cosas distintas.

-En una temporada es normal tener altibajos. En las malas, como dije antes, hay que ser mentalmente fuerte. Porque si no escuchas el runrún y te puedes venir abajo. En el Tartiere todo se escucha más que en otros campos. Afortunadamente, juntos salimos del bache. Tenemos un proyecto en el que todos creemos y que hay que llevar a buen puerto.

- ¿La diferencia es solo el entrenador?

-Es un enorme acierto que esté aquí. Sin duda.

- ¿Qué pensó cuando se enteró que iba a ser Anquela?

-¡Que me iba a volver loco de la cabeza! (Ríe, lo tuvo de técnico en el Alcorcón). El míster está todo el día nervioso, pero es porque no quiere que te relajes. Fíjese: nadie habla mal de él. Conseguir mantener al futbolista todo el rato en tensión y que nadie hable mal de ti es un mérito al alcance de pocos.

- En la época de los resultados adversos, Anquela responsabilizó y exigió a "los buenos". ¿Se dio por aludido?

-Cuando el míster hace eso, se agradece. Porque considero que los jugadores solos no hacemos nada. Lo primero que hablo con Aarón (Ñíguez) es que si lo dice es porque tiene confianza en nosotros. Y es verdad. Yo le puedo decir que nadie en mi carrera me ha dado tanta confianza como Anquela. Aunque falles un pase, te anima a intentar el siguiente. Eso es impagable.

- ¿Le costó adaptarse a su exigencia defensiva?

-No, porque ya la tuve en Primera División (cuando jugó en el Eibar). Es depende del partido. Habrá unos en los que tendrás que bajar muchas veces y otros en los que con bajar tres ya vale.

- Se le ve más cómodo con el sistema de tres centrales y dos carrileros.

-No es que me sienta más cómodo yo, es que estamos ganando. Y el sistema con el que ganemos, vale. Bajar tenemos que bajar igual.

- Pero menos. Con los carrileros, tanto usted como Aarón, Yeboah o el que juegue en la derecha, están más arropados.

-Es verdad que este sistema, a nosotros, nos libera algo más. También ganamos más presencia arriba. Incluso a veces más posesión. Hay más tranquilidad.

- Para tranquilidad, la que da Forlín atrás. Una de las claves del cambio del Oviedo.

-Es un jugador espectacular. Está demostrando su nivel.

- ¿Le sorprendió que tardara tanto en jugar como central?

-Eso es una pregunta para el entrenador (ríe). Juan (Forlín) tiene una gran trayectoria tanto en defensa como en el centro del campo. Empezó de pivote, ahora juega de líbero. Nunca nadie dudó de él. Y ahora está demostrando lo que vale. Tardó en coger el ritmo porque llegó más tarde que otros compañeros. Eso es clave.

- Lo dice por experiencia, imagino.

-A mí, cuando llegué al Oviedo, me hacía falta una pretemporada. Llegaba de estar parado.

- ¿Su cambio sólo tuvo que ver con una pretemporada?

-Llevaba un año prácticamente sin competir. Y eso un jugador lo nota mucho. Después, noté confianza de Anquela desde el primer día. Yo lo achaco a eso: pretemporada y confianza del entrenador.

- ¿No modificó ningún otro tipo de hábito?

-No, nada más. Sigo exactamente igual que el año pasado. Ahora me están saliendo las cosas mejor.

- Le queda de contrato lo que resta de temporada y otra más. ¿Le gustaría seguir más allá de junio de 2019? Tendrá 33 años.

-Sin duda. Aquí soy feliz. Esta es mi casa y no podría estar mejor en otro sitio. Espero estar aquí para siempre. Vine a dejar al Oviedo en Primera y no pararé hasta conseguirlo.

- ¿Seguiría si no se sube?

-Por supuesto. Estoy encantado. Estoy en el equipo en el que quiero estar. Voy a seguir aquí hasta que se consiga el ascenso. Vine para eso.

- ¿Qué posición es la que más le gusta para jugar?

-Donde me siento más cómodo es en la izquierda. Cuando estoy allí se me ve mejor. Me gusta encarar. De hecho, me gustaría encarar más de lo que encaro.

- ¿Y qué va a pasar cuando estén todos recuperados o lleguen fichajes? ¿Se volverá al 4-2-3-1 que tanto le gusta a Anquela? ¿O es partidario de seguir así con el sistema actual?

-No lo sé, eso es también para el entrenador. Pero esto es como todo: cuando algo va bien no es necesario cambiarlo. Él mismo lo repite en las ruedas de prensa. Esperemos que no cambie, porque significará que todo sigue funcionando bien.

- ¿Se necesitan muchos retoques en el mercado invernal?

-El equipo siempre se puede mejorar, pero tenemos un gran grupo. La gente está aportando mucho.

- ¿Cómo se podría mejorar?

-No me podría decantar por ninguno, la verdad. Si dependiera de mí, yo dejaría el equipo como está.

- Además se prevé la vuelta de Fabbrini en pocos meses. Usted le vio entrenarse antes de la lesión. ¿Qué impresión le dejó?

-Un jugador muy rápido, con mucha calidad, de contras muy rápidas. Creo que es una buena incorporación. Lo importante es que se recupere.

- De los nuevos en la plantilla esta temporada, ¿quién es el que más le ha sorprendido?

-Carlos Hernández. Apenas le conocía. Tiene un nivel exagerado y está a un gran nivel. Además, cuajé una gran amistad con él. También Folch está impresionante en su posición, arreglando puertas sin parar. También Mossa, Aarón. Hablar de unos pocos es injusto, en realidad. A la mayoría ya los conocía.

- ¿Cómo se vivió en el vestuario el debate en la portería?

-Nosotros lo tomamos con normalidad. Juan Carlos sabe que siempre tuvo nuestro apoyo y siempre lo tendrá, como también lo tiene y lo tendrá Alfonso. Es el entrenador el que tiene que decidir estas cosas.

- El runrún sobre Juan Carlos, justo o injusto, era evidente en el Tartiere.

-En el equipo hay dos porteros, como hay dos laterales, dos medios o dos extremos. Si uno no está bien, pues se cambia. Para eso está la plantilla. Todos tenemos nuestros momentos a lo largo de la temporada. No hay mayor debate. Hay que ver esto con normalidad.

- Han jugado contra todos los equipos salvo el Huesca. ¿A cuál ve más potente?

-Hay muchos con un mismo objetivo. Osasuna tiene un gran bloque, el Granada, el Huesca a día de hoy es el mejor sin tener la mejor plantilla... El Cádiz se está saliendo, el Sporting tiene muy buenos futbolistas... Se trata de ir poco a poco y dar el cien por cien.

- El empate en El Molinón, por el grado de sismología para el oviedismo, fue uno de los momentos de esta temporada. ¿Cómo lo recuerda?

-La pena fue no haber ganado. Fuimos, creo, merecedores de la victoria, porque al final del partido llegamos mejor. Después de tantos años llegas allí, estaban fuertes, y les empatas. En el momento en que metemos el gol sólo se escucha a nuestra afición. Fue un momentazo.

- ¿El mejor jugador al que se ha enfrentado esta temporada?

-Aleñá, del Barça B. Le ves los controles y dices: "Este chico está a otro nivel". Después del partido, además, tuve la suerte de hablar con él. Me pareció espectacular.

- Si sube el Oviedo promete que...

-...Habrá que teñirse la cabeza de azul.

- Apuntado queda.

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