Que no hace falta tener el balón para ganar un partido lo está demostrando el Oviedo con creces jornada tras jornada. Los azules llevan cinco victorias consecutivas y en su gran mayoría las han conseguido renunciando a la posesión, entregando el balón al contrario y esperándole bien ordenados atrás.

De los cinco últimos encuentros, en el único que el Oviedo tuvo más el balón que su rival fue en el primero de ellos, el que ganaron (3-1) al Numancia, cuando los azules tuvieron un 55,5% de tiempo el balón en su poder. Desde entonces decidieron desprenderse de él.

El conjunto carbayón tenía una cuenta pendiente en los partidosque disputaba a domicilio y en la visita al Lorca decidieron pagarla (0-2). Un gol en el minuto 13 encarrilaró un encuentro que en el 26 ya había sentenciado Linares. En ese partido, los murcianos apenas crearon peligro en la portería de Alfonso Herrero aún teniendo el balón en su poder un 67,1% del tiempo. Al Oviedo le bastó con tener el esférico menos de una tercera parte del encuentro para llevarse una victoria que fue merecida y bastante contundente.

En casa, ante Osasuna, la cosa se equilibró un poco. Fue un partido en el que ninguno de los dos equipos tenía demasiado interés por hacerse con el balón y en el que además el estado del terreno de juego, muy embarrado, no invitaba a ello. Aún así, los navarros, que ejercían de visitantes, tuvieron un 51,2% del tiempo la posesión por el 48,8% de los azules. El resultado siguió siendo favorable al Oviedo (1-0), gracias a un tanto que consiguió Diegui Johannesson y que fue más que suficiente para sumar un triunfo de los importantes, ante un recién descendido y por lo tanto un aspirante al acenso directo.

Pero si hubo un partido en el que destacó la diferencia en el tiempo de posesión fue el que los azules ganaron (0-1) al Sevilla Atlético. El Oviedo se llevó el encuentro gracias a un gol espectacular de Rocha pero el balón estuvo un 72,7% del tiempo en los pies del filial. En este caso hay una explicación. El Oviedo sufrió la expulsión de Yeboah a los 16 minutos de que diera comienzo el encuentro. Jugar con uno menos condicionó mucho el partido y más todavía cuando el Oviedo se puso por delante en el marcador. Una vez más, el orden, el trabajo y la eficacia del equipo de Juan Antonio Anquela permitieron sumar una victoria que era ya la cuarta consecutiva y la segunda seguida a domicilio.

Pero si ante el Sevilla Atlético hubo una expulsión que podía justificar tanta desigualdad en el tiempo que uno y otro equipo tuvieron el balón en los pies, ante la Cultural no existía una razón para una diferencia que también fue enorme. Un 65,3% del tiempo del partido el balón estuvo en las botas de los jugadores de la Cultural. Aún así, los azules ganaron 3-0. En este caso habría que hablar de estilos. Los leoneses proponen un juego basado en tener mucho tiempo el control del balón mientras que los azules han encontrado un metodo bastante más efectivo en el que no necesitan tener tanto tiempo el esférico para sacar los partidos adelante y para hacerlo además dando una buena imagen. La victoria ante la Cultural fue contundente y, a pesar de la diferencia en la posesión, más que merecida.

Este Oviedo que ha ido confeccionando Anquela con el paso del tiempo es un equipo muy práctico, que quiere tener el balón para hacer cosas con él y que si no lo tiene sabe esperar a su rival bien pertrechado atrás. Un estilo más pensado para sorprender con velocidad al rival que para marearlo moviendo el balón de un lado a otro del campo. El conjunto azul juega con cinco defensas, entre los que hay tres centrales. Cuando defiende, el equipo de Anquela acumula mucha gente atrás, con la ayuda de los carrileros y de los dos pivotes del centro del campo. A la hora de atacar, el equipo cuenta con los dos laterales que pasan a ser casi como dos extremos. Y para sorprender tratan de armar el ataque a la mayor velocidad que les es posible.

A pocos les importa quién tenga el balón y casi todos preferirían entregárselo al contrario si al final se gana el partido. La posesión del balón en el Oviedo se utiliza para hacer daño. Diez goles a favor y uno en contra en los cinco últimos partidos lo demuestran.