Cuando a Rubi se le pregunta por las fortalezas del Oviedo, el técnico del Huesca lo tiene claro: no duda en subrayar la eficacia de la estrategia. Anquela ha logrado que el Oviedo se convierta en un conjunto temible a balón parado. Tiene a Saúl Berjón como milimétrico centrador, a Rocha como eficaz chutador y un sinfín de rematadores entre los que destaca la cabeza de Carlos Hernández, cuatro goles en las jugadas de estrategia. En El Alcoraz se prevé un partido de "detalles", así lo han definido desde el vestuario azul, y bajo esas coordenadas cobra especial importancia las jugadas a balón parado. El Oviedo alcanza la cita fuerte en este arte: ha hecho cinco goles de estrategia en las últimas cinco jornadas, las que han servido para hacer un pleno de 15 puntos y situarse tercero en la tabla, a un solo punto de los puestos de ascenso directo.

La mejor racha de la temporada comenzó con la visita del peligroso Numancia al Carlos Tartiere. En aquella ocasión, como en tantas otras, los de Anquela tuvieron que tirar del balón parado para desnivelar el choque. Carlos Hernández hizo el primero de impecable cabezazo a centro de Johannesson, en un córner sacado en corto. Linares sentenció el choque con el tercero: testarazo tras centro preciso de Berjón en una falta lateral.

Los azules volvieron a sumar la semana siguiente, esta vez a domicilio en Lorca, en un choque en el que abrieron la lata con el efecto sorpresa. Berjón la puso con tino en la frontal y allí apareció Rocha para volear a la red. Era el 0-1, un zarpazo decisivo.

Ante Osasuna, en el Tartiere, se vivió la excepción a la regla instaurada en el último mes de 2017. Pero la pizarra reapareció en Sevilla, contra el filial hispalense. Rocha aprovechó una falta lejana para chutar a la escuadra y dar una ventaja que Alfonso Herrero se encargaría de proteger después. El cierre del año dejó uno de los partidos más completos del Oviedo, en el 3-0 a la Cultural Leonesa. Y en él, no podía faltar el balón parado. Lo protagonizaron dos clásicos: Berjón empleó su guante del pie derecho y Carlos Hernández la testa para firmar el segundo.

No parece casualidad que el mejor momento de la temporada para el Oviedo haya coincidido con la explotación de las jugadas a balón parado. La pizarra es una de las armas más poderosas de este Oviedo y en choques como el de mañana, ante el líder de la categoría, puede ser el factor que desequilibre el choque. Rubi es consciente de la entidad del rival en estas lides y de ahí su advertencia.