Llegados a este punto parece claro que Diegui ha encontrado su sitio en el campo. Forjado como extremo no fue hasta su paso por el Vetusta cuando dio algunos pasos hacia atrás para encajar en el lateral. Iván Palacio tomó la primera decisión e Iván Ania pulió a un lateral con alma de extremo. Ahí se ha movido Diegui desde entonces: con genes de atacante pero con la obligación de defender como un zaguero más. En otra temporada en la que le tocaba empezar con algunos metros de desventaja respecto a sus competidores en el puesto, el canterano ya ha puesto la directa. El Oviedo de Anquela no se entiende sin la presencia del lateral de sangre islandesa en el carril derecho.

El choque de El Alcoraz sirve como perfecto ejemplo de las condiciones de Johannesson. Descaro, insistencia en las subidas y ese punto de improvisación tan difícil de detectar para los rivales. Diegui es el jugador alegre, siempre optimista cuando se trata de encarar a la defensa rival.

Con el choque de El Alcoraz, Johannesson cierra la primera vuelta con 13 encuentros disputados, diez de ellos como titular. Su mejor marca en Segunda no está lejos. El año del regreso, con Egea en el banquillo, sustituido después por Generelo, el zaguero aportó en 18 encuentros, 17 desde el inicio. La campaña pasada, su contribución fue de menos a más: empezó en segundo plano para acabar como jugador de peso. Ayudó con 17 presencias, 16 en el once inicial.

"Anquela me pide que dé profundidad al equipo, que esté abierto, que ponga centros y, si puedo, que llegue al remate", indica el internacional islandés, un alumno aplicado que trata de seguir al pie de la letra las indicaciones del entrenador. "Yo estoy muy cómodo con este sistema", agrega.

Diegui cerró la primera vuelta de la competición en la misma línea que el Oviedo: con la sensación de que va a más. "Al principio de esta temporada cuando encajábamos un gol bajábamos los brazos. Ahora no es así. Se vio en Huesca. Por eso estamos arriba", inicia el carrilero su reflexión del último choque liguero. "Es un punto importante porque el Huesca no ha perdido aún en su campo", añade Diegui que subraya un dato importante que pone de manifiesto la seguridad mostrada por los de Anquela: "Ellos tiene un equipo fuerte y solo nos tiraron una vez a puerta en todo el partido. Eso habla muy bien del trabajo que estamos haciendo. Creemos en la idea que nos transmite el entrenador".

A Johannesson le falla por poco el cálculo: en realidad fueron dos los disparos. Pero su reflexión sirve igualmente. Este Oviedo, el de los últimos meses, es un hueso. Con la mitad de la competición aún por delante se impone la cautela, pero también la ilusión. El Oviedo, como Johannesson, cada vez funciona mejor.