En Madina, en el norte de Sierra Leona, el fútbol tiene tirón. Tanto, que algunas estrellas del balón se cuelan en la identidad de los jóvenes. Es costumbre que los más futboleros se hagan llamar como sus ídolos. Así, en Madina hay un Iniesta, un Morata o un Ramos en versión Sierra Leona. En un país devastado por la guerra civil, que fue la cuna del virus del Ébola y que tiene una esperanza de vida de 51,3 años, el fútbol logra, en ocasiones, arrancar una sonrisa. Hasta allí llegó el 14 de enero el dentista Guillermo Tamargo (Oviedo, 1987) para colaborar con la ONG Acción Planetaria, conocida anteriormente como Dentistas Sobre Ruedas. Además de sus instrumentos habituales, Tamargo cargó en su equipaje una mochila extra que tenía que ver con el fútbol y con el Real Oviedo, su equipo.

Al dentista se le ocurrió llevar un regalo para los jóvenes de Madina. Comentó su idea con algunos amigos, ilustres seguidores azules, como José Emilio Fariza y Borja Arbesú que le pusieron en contacto con el club. El gerente del Oviedo, David Mata, le consiguió camisetas para repartir. "No encuentro palabras para describir la ilusión que sintió esta gente cuando les di los regalos. En mi vida había visto nada igual", señala el ovetense desde Sierra Leona, a la vez que agradece al club los presentes: "Estamos todos súper agradecidos".

El éxito fue inmediato. "Aquí el fútbol engancha. En 2007 estuvo de visita Casillas y muchos conservan la foto con él. Del Oviedo no conocían mucho pero sí siguen a Juan Mata. Y alguno recuerda a Michu y la mayoría también conoce a Hierro. Ahora son del Oviedo", cuenta.

Tamargo forma parte de un equipo de seis personas que tiene el objetivo de formar a los más pequeños y ofrecerles una educación y unas condiciones de vida mejores. La intención es que la ayuda no se limite a la visita, así que también se intenta formar como dentistas a ciudadanos locales. Es el caso de Fabián, de 30 años, que acaba de lograr su título tras 8 años de prácticas con la ONG. Para Tamargo el contraste es brutal. El ovetense trabaja en un hospital público de Orivesi, Finlandia, un mundo muy diferente. "Blanco y negro", resume el protagonista.

Los regalos han sido el colofón a una experiencia inolvidable. "Estos niños fueron abandonados por sus padres. Como les sucede a todos los niños del mundo, el fútbol es su mayor pasión. Por eso se me ocurrió traer los regalos", relata. Guillermo apura sus últimos días en África, el domingo estará de vuelta en Oviedo para pasar unos días antes de regresar a Finlandia. Lo hace buscando más sonrisas. Con el Real Oviedo como gancho necesario.