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Análisis

La remontada más dulce

Fabbrini y Rubén García, en la jugada final del partido. JULIÁN RUS

El Oviedo logró ante el Sporting la remontada más dulce de la temporada. Los azules son el equipo de la categoría que más puntos ha conseguido después de empezar perdiendo y esa fortaleza se pone de manifiesto de manera especial en el Tartiere. Tres de las cuatro remontadas han sido en su campo, que se ha convertido en un auténtico fortín. La de ayer fue su séptima victoria consecutiva, lo que le sitúa como el segundo mejor local de la categoría, sólo superado por el Huesca.

Fue una victoria trabajada en un partido que tuvo dos caras. Una primera igualada, con dos goles y una ocasión clara para cada equipo y una segunda, en la que los azules, tras el gol de Mossa, controlaron sin demasiados problemas el ritmo del partido y apenas concedieron ocasiones a un rival que superó siempre en las segundas jugadas y en las acciones individuales.

Un revés inesperado. El Oviedo sufrió un revés inesperado en el primer tramo del partido, en una jugada que nació con un pase interior de Jony sobre Santos que disparó y el balón fue despejado en primera instancia por Alfonso Herrero. El rechace le cayó a Jony que lo intentó de nuevo, y tras pegar en Carlos Hernández, el extremo de Cangas de Narcea enganchó un disparo que batió a Alfonso Herrero. El Oviedo no acusó el golpe y no perdió la cara al partido. Diez minutos después en una jugada de contraataque iniciada por Mossa, fue el propio lateral izquierdo, el que tras recibir un pase de Berjón por banda izquierda, lanzó un disparo cruzado con la derecha que batió a Mariño.

El gol asentó al Oviedo que empezó a crecer en ataque ante un rival al que le costaba tener continuidad en el juego, quizás por la buena presión de los azules, que anularon casi todos los intentos ofensivos de los rojiblancos.

Mossa desequilibra el partido. El defensa azul desequilibró el partido en el primer minuto de la segunda mitad. Lo hizo con un golazo. La jugada se inició con una falta sacada por Saúl Berjón desde la banda izquierda. El rechace de la defensa rojiblanca lo corta Folch y tras combinar con Carlos Hernández, el balón llega a Mossa que desde el pico del área lanza un disparo que se cuela en la escuadra derecha de Mariño. Fue el segundo gol del jugador valenciano en un partido que no olvidará. Fue su estreno como goleador y además el jugador más destacado.

El Oviedo creció con el gol. El segundo gol hizo crecer al Oviedo y fue un mazazo para el Sporting que estuvo grogui durante más de un cuarto de hora. Los azules metieron atrás a los rojiblancos a base de empuje y estuvieron cerca de encarrilar su victoria. Fueron mejores siempre en las segundas jugadas y en las acciones individuales y además no concedieron ninguna ocasión hasta el tramo final del partido. Un disparo de Santos, que pegó en Forlín y se marchó a córner, y un lanzamiento de Nano Mesa, que salió desviado, fueron las mejores opciones ofensivas de un rival que no consiguió romper el ritmo de juego de un Oviedo que ya manejaba el partido en función de su mínima ventaja.

Debut de Fabbrini. Con el tiempo ya casi concluído se produjo el debut de Fabbrini. El italiano, lesionado en la pretemporada, jugó los tres minutos de la prolongación en los que tuvo la oportunidad de subir el tercer gol al marcador, en una jugada de contraataque iniciada por Yeboah, pero Rubén García se adelantó y despejó el balón, en una jugada que de haber acabado en gol le había dado el segundo puesto de la clasificación a los azules.

Los defensas azules siguen marcando diferencias. Con los dos goles de ayer de Mossa, los defensas azules llevan ya 12 de los 38 que marcó el equipo, casi un tercio del total, una cifra que no supera ningún equipo de Segunda.

Folch y Berjón. Después de Mossa, los dos jugadores que más brillaron del Oviedo fueron Folch y Berjón. En el caso del asturiano, con el pase de ayer a Mossa en el primer gol, sigue siendo el número uno en asistencias. Por su parte, el catalán despachó uno de sus mejores partidos con el Oviedo. Además de tener un gran control defensivo, tuvo el balón y lo jugó con criterio para manejar con solvencia los ritmos del partido. Es el único jugador que ha disputado todos los minutos de la competición y ayer demostró la importancia de su aportación a un equipo que sigue creciendo y suma ya diez jornadas sin conocer la derrota.

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