La trayectoria del Oviedo y del Cádiz esta temporada se parece de una manera sorprendente, como el reflejo de un espejo. Los dos equipos comenzaron con dudas y sin que los resultados acabaran de acompañarles. Pero antes de que la preocupación fuera más allá, de que las dudas se transformaran en algo más, llegó la reacción por parte de dos clubes que se han encontrado muchas veces en estos últimos años.

En la decimotercera jornada de Liga, los dos equipos estaban empatados a diecisiete puntos, en undécima posición el Oviedo y duodécimo el Cádiz. Les separaban cinco puntos de los puestos de descenso y los mismos de la promoción de ascenso. Y eso que esa decimotercera jornada los dos equipos habían salvado una situación muy complicada ganando sus partidos y tomando algo de aire. El Oviedo se había impuesto (3-2) al Lugo y ponía calma tras una dolorosa derrota (2-0) ante el Alcorcón. El Cádiz, por su parte, se impuso (0-2) en el campo del Almería y olvidaba el empate sin goles en casa ante el Rayo y la anterior derrota (1-0) frente al Huesca.

El mérito estuvo en que ni Juan Antonio Anquela ni Álvaro Cervera dieron su brazo a torcer e insistieron en una idea hasta conseguir que todos los que estaban en el equipo creyeran en ella. El de Cervera es un equipo de una solidez espectacular atrás. El Cádiz es el equipo menos goleado, con 14 tantos en contra en 25 partidos. Solo el Barcelona, con 11 tantos recibidos en 22 partidos, se aproxima en las dos principales categorías a una defensa tan perfeccionada como la gaditana.

Esa era también la idea que buscaba Anquela y que poco a poco fue encontrado. El de Jaén quería a un Oviedo que recibiera pocos goles y en el primer tramo de la temporada no hacía otra cosa que sacar el balón del fondo de la portería y se encontraba entre los más goleados de Segunda. Una vez que dio con la tecla y apareció el mejor Forlín para liderar una defensa de cinco, la cosa cambió radicalmente y el Oviedo dejó de recibir tantos goles. El resultado de este cambio ha sido un completo éxito.

Desde esa decimotercera jornada en la que tanto Oviedo como Cádiz estaban tan cerca del cielo como del infierno, los dos siguieron el mismo camino, calcando las cifras. Los dos han sumado desde entonces nueve victorias, tres derrotas y solo una derrota: treinta puntos que los han aupado de la parte templada de la tabla a pelear por el ascenso. Solo el líder Huesca, con 32 puntos, ha sumado más en ese tramo que los que ahora le preceden en la clasificación, siendo el Cádiz segundo por tener mejor diferencia de goles (los dos suman 44 puntos, ocho menos que el Huesca).

Oviedo y Cádiz ya se encontraron la pasada temporada, pero en la memoria está la eliminatoria por el ascenso a Segunda en 2015, que fue favorable a los azules. Estos dos históricos se vuelven a cruzar esta temporada por un lugar en el cielo.