Caras largas, gesto serio, ni una sonrisa. Los futbolistas del Oviedo abandonaron ayer el Carranza con la rabia de quien se considera víctima de una "injusticia". Así lo definieron ayer Linares y Alfonso, punta y lanza del equipo. Los dos comparecientes tras el partido. Flotando, irremediablemente, la acción de la expulsión de Rocha. "Es algo difícil de explicar", señaló Linares en la zona mixta. Un partido como este, con la importancia que tenía. No quiero hablar ni calentarme, pero es una auténtica puñeta lo que nos han hecho".

El delantero azul, siempre claro en sus intervenciones, se mordió la lengua lo que pudo. "Cinco minutos antes hubo una agresión a Christian Fernández y él (por el árbitro) dice que no le saca la roja porque no tiene fuerza excesiva. Si Rocha usa fuerza excesiva que baje Dios y lo vea. Es una injusticia grande y el vestuario está dolido. Podríamos estar hablando de otro resultado", señaló el diez azul, que añadió: "Es lamentable, nunca había visto una cosa así".

"Es una jugada que lo condiciona todo. Los árbitros también se equivocan y se ha equivocado", añadió Alfonso, que volvió a hablar de "injusticia". La indignación en el vestuario azul era evidente, aunque más de puertas hacia dentro que hacia afuera. Anquela, por ejemplo, evitó pronunciarse hasta la última pregunta de la rueda de prensa, en la que acabó admitiendo que la jugada podría no haber sido ni falta. No le gusta al entrenado jienense excusarse en la labor arbitral, sabedor también de que su vehemencia, muchas veces, puede malinterpretarse.

Sabe el técnico andaluz, además, que la carrera sigue y que la derrota, después de diez partidos, no debe afectar al grupo. Son casi tres meses sin perder y ahora toca afrontar una semana después de perder. El mensaje, en este sentido, fue de autorefuerzo. "El equipo ha dado la cara y hoy más que nunca (por ayer) hay que sentirse orgulloso. Cometimos errores, el segundo gol es a balón parado, pero hay que creer. Salimos reforzados", apuntó Linares. Alfonso, por su parte, apeló a la unidad del vestuario para solventar este pequeño traspié. "El vestuario está tocado por la manera en la que perdimos, pero hay que mirar hacia adelante porque el equipo no se arruga ni ante este tipo de situaciones". El siguiente compromiso, el Albacete el sábado en el Tartiere (18.00 horas).

La actuación del Oviedo tampoco pasó desapercibida para los rivales. Servando, central del Cádiz, se deshizo en elogios hacia el equipo de Anquela: "Está bien trabajado y le veo como rival para todo en la zona alta de la clasificación". El central amarillo, autor del tanto de la victoria, admitió que la roja pudo ser una decisión exagerada. "Desde mi posición veo una entrada dura, pero creo que hay balón", apuntó. Perea, autor del otro tanto amarillo, sí cree que es expulsión porque "le ha podido hacer mucho daño a Carpio".