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Enrique Martín | Entrenador del Albacete

"Anquela y yo somos dos viejos rockeros"

"El Oviedo luchará por ascender pero si no lo logra este año lo hará pronto: está haciendo las cosas bien, con cordura"

Enrique Martín, durante su etapa en Osasuna. LOF

Enrique Martín se hizo mito en 1999 como entrenador del Leganés. Impulsivo por naturaleza, el técnico interrumpió una contra del rival desde su zona técnica, desplazando la pelota. Le cayeron 10 partidos. Aquella imagen le marcó, como reconoce ahora con deportividad, y algunas experiencias le empujaron a cambiar. Ahora dirige al Albacete, rival mañana del Oviedo, con un estilo más sosegado y dialogante. El coaching le hizo abrir los ojos. Enrique Martín atiende a LA NUEVA ESPAÑA desde el autobus del Albacete camino a Oviedo.

- ¿Le gusta el Oviedo?

-Sí, me gusta. Es muy competitivo. Tiene jugadores interesantes en todas las líneas: un buen portero, una defensa fuerte con el valor añadido de la estrategia ofensiva, en el centro está Folch, que ya me gustaba en el Reus, y de los de arriba, qué te voy a decir. Suena muy interesante todo.

- ¿Candidato al ascenso?

-En Segunda hay una exigencia brutal en muchos clubes por lograr el ascenso. Estar en Primera es el no va más. El Oviedo luchará por ascender, pero si no lo logra este año lo hará pronto: está haciendo las cosas bien, con cordura. Da pasos a buen ritmo.

- Al frente está Anquela.

-Creo que ya nos enfrentamos como jugadores, si no me falla la memoria. Anquela conoce la categoría, sabe dónde está cada agujero de Segunda. Es un tío realista, eso me gusta de él, con la vida misma y con el fútbol. Un buen tipo.

- Entrenador con kilómetros, como usted.

-A Anquela le escucho y me identifico con sus argumentos: tiene una perspectiva muy real de la vida. Los dos somos dos viejos rockeros, hemos ido aprendiendo y evolucionando. Y ahí nos mantenemos, en los "40 principales", como siempre digo.

- ¿La clave para aguantar en la élite?

-Si Anquela y yo estamos aquí es porque no nos hemos quedado anclados en el pasado. Hay que evolucionar, formarte, aunque también tienes una propia filosofía que no se cambia. Respeto las tendencias nuevas que llegan al fútbol, hay que "chupar" de ellas, pero tenemos nuestros argumentos y creo que estamos bien considerados. A mí aún me queda cuerda, ¿eh? Veo a Heynckes entrenando con 72 años y veo que me queda camino.

- ¿No le cansa este trabajo?

-Hay que ir cambiando cosas. Yo he aprendido a delegar. Antes el entrenador hacía todo: dirigía, preparaba la estrategia, se encargada de la condición física. Ahora tiene un grupo de trabajo. También ha cambiado el tipo de liderazgo. Antes era más autoritario.

- Siempre cuenta que fue Martín González, secretario técnico del Oviedo, el que le hizo evolucionar.

-Así fue. Entrenaba al filial de Osasuna y Ángel me dijo que había que cambiar, que tenía a los chavales acojonados. Me dijo que si quería entrenar con esa forma de liderar no podía hacerlo. Fue franco, sincero conmigo. Un buen amigo. Me fui a Madrid 6 meses a formarme, descubrí el coaching.

- Y cambió.

-Fui introduciendo herramientas nuevas. Aprendí a escuchar. Ahora intento llegar al jugador desde la persona y es una labor apasionante. Pero la esencia se mantiene, ¿eh? Mi profesor de coaching me decía: "No vas a perder tu esencia, pero cuando cometas un error te darás cuenta al momento". Juan Mata comentó hace poco que en un vestuario tan importante como la táctica y la técnica es la gestión de egos. No puedo estar más de acuerdo.

- ¿Es capaz de valorar objetivamente la labor de Martín González?

-Hemos vivido muchas cosas juntos, pero objetivamente es un profesional como la copa de un pino. Le llamo y está en La Coruña, en Cádiz, en Argentina... Una dedicación total. Es muy buena gente y hace las cosas con mucho sentido. También tengo allí a Juanjo (Carretero, el segundo de Anquela), otro gran profesional.

- ¿Qué le parecen los exoviedistas en su equipo?

-Pelayo, tras superar la lesión, va a ser el fichaje a partir de marzo: tiene potencial y calidad. Susaeta no juega porque no teníamos cambio para pagar la cláusula (risas). Tiene calidad, determinante a balón parado. A Erice lo conozco desde que tenía 18 años y mantiene el mismo carácter para dirigir. Miño fue el último en llegar y estoy muy contento con él, es un "currelas".

- Y si mañana pasa un balón cerca de su zona, ¿meterá el pie?

-Espero no meter la pata otra vez... Aunque como me dice Ángel (Martín González) de vez en cuando: "La cabra siempre tira al monte".

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